Graveyard – ‘Innocence & Decadence’ (Nuclear Blast 2015)

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Parece que Graveyard lo ha vuelto a hacer. A entregarnos otro magnífico disco lleno de humeante hard­rock con un fuerte basamento blues, me refiero. El álbum ha sido grabado en los AtlantisStudios de Estocolmo con el productor Janne Hansson (productor de Abba, The Hives u Opeth) y Johan Lindström (Tonbruket) mientras se interpretaban las canciones en vivo, con la difícil misión de capturar el mojo en el proceso. El álbum también supone el retorno del bajista Truls Mörck, al que se puede oír llevando la voz cantante en “From A Hole In The Wall”, mientras que el otro guitarrista, Jonatan LaRocca­Ramm hace su debut a las voces en la agridulce balada “Far Too Close”. El resto de temas, siguen dominados por la gruesa y omnipresente voz de Joakim Nilsson.

Es casi insultante la facilidad de la que hacen gala estos suecos a la hora de construir incontestables temas con el aroma de tiempos pasados (¿alguien ha dicho retro?) pero infundiendoen ellos un sello personal que nadie puede negar. Varios tipos de rock, blues, soul, chispas de acidez… con cualquier estilo se desenvuelven con naturalidad, realizando de nuevo un trabajo que va mucho más allá del homenaje o del ejercicio de estilo. Graveyard suenan a ellos mismos, han conseguido crear un sonido propio alejado de cualquier encorsetamiento, partiendo de referencias que antaño se antojaban obvias y en las que ahora ni siquiera pensamos cuando los escuchamos. Solo les falta conseguir algún “hit”, uno de esos que a partir de entonces se incluya en las recopilaciones de rock, para convertirse en la banda de hard rock más estimada en lo que llevamos de siglo veintiuno. Por lo demás, y para el público más avieso, seguramente ya lo sean.

La única pega es que hasta ahora nos tenían acostumbrados a que cada disco fuera mejor que el anterior. “Lights out” dejó la marca tan alta que este ” Innocence & Decadence” no ha podido superarla (el tiempo quizás me quite la razón); eso sí, por muy poco, tan poco que es prácticamente imperceptible. También ha desaparecido el factor sorpresa, ese que consiguieron mantener durante sus tres primeros discos. Por lo demás, una colección de canciones sobresaliente que va desde el ya típico tema “estilo­Graveyard” como “Magnetic shunk”, maravillas llenas de groove como “Can’t walk out” o ese rotundo temazo llamado “Too much is not enough” que rezuma soul por tres de sus cuatro costados… El caleidoscopio sonoro de Graveyard aumenta con nuevos colores que le sientan muy bien y parecen no conocer límites.

Regocijémonos, pues tienen su mojo a buen recaudo.

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