Si he de ser sincero, cuando cayó en mis manos “SuperOctopus”, el primer disco de los madrileños Mr. Wilfred, no me sentí demasiado atraido por su portada. Aunque el concepto que se pueda esconder tras ella pueda parecerme una idea interesante no soy muy amigo de los dibujos y las caricaturas como tarjeta de presentación para los discos. Creo, y reconozco que probablemente esté equivocado, que le quitan un punto de seriedad al contenido. Aunque también es cierto que la historia de la música nos ha enseñado que algunas portadas, sobre todo de heavy metal, pueden rozar lo ridículo, pero eso no significa que el contenido no sea una absoluta genialidad.
Pero como reza el dicho, no hay que juzgar un libro por su portada, así que hablemos de la música, que es lo que de verdad importa. Primero un poco de historia. Mr. Wilfred se formaron en el año 2009, aunque no fue hasta el año 2013 en que publicaron su primer esfuerzo de estudio, las cuatro canciones que constituyen el “Rocket EP”. El año pasado, y tras una campaña de crowfunding iniciada a finales del mismo 2013, se pusieron a trabajar en lo que acabaría siendo este debut en formato largo.
“SuperOctopus”, que estuvo precedido por el single “She’s” (incorpora dos canciones no incluidas en el álbum, como los sencillos de antaño), es el resultado de casi dos años de trabajo y está compuesto por un total de diez temas. El disco fue mezclado y masterizado por Guillermo “Will” Maya, que ha trabajado anteriormente con los irlandeses The Answer. Y escuchándolo podemos afirmar que no es lo único que tienen en común ambas bandas, ya que también podríamos decir que el enfoque de la música es similar: hard rock clásico del practicado entre los 70 y los 80, pero con un sonido totalmente contemporáneo.
Lo anterior no significa que Mr. Wilfred sean unos meros emuladores de nada ni de nadie, sino que han encontrado su propio camino. Un camino en el que, curiosamente, suenan más a la década de los 80 que a la de los 70, cuando la norma -salvo para los grupos abiertamente revivalistas de la escena glam-hair rockera- suele ser al contrario. Pero siempre sin sonar a refrito rancio, como decíamos, y con ese punto actual que bien entendido, como es el caso, resulta todo un acierto.
Como habrá adivinado ya el lector inteligente, tras escuchar atentamente “SuperOctopus”, mis prejuicios iniciales no tardaron en salir directamente por la ventana. Porque estamos hablando de un disco que te va atrapando poco a poco y en el que no tenemos canciones que sobresalgan unas de otras. Pero dicho esto para bien, ya que indica que el nivel es bastante alto. Toda una sorpresa, oigan.