Un plagio, cuatro Grammy

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Hace un tiempo mi hermano me habló de un tipo que estaba sonando mucho y que tenía una canción que era “igual que una de Tom Petty”. Mi hermano, que por alguna extraña razón tiene la creencia de que vivo en el mundo real y que, por tanto, estoy expuesto a las abominaciones del mainstream, no daba crédito al hecho de que no tuviera la más mínima idea de lo que me estaba hablando.

Y la cosa siguió más o menos igual hasta que hace unos días leí en la web de Rolling Stone (la edición madre, no su risible versión cañí) que un joven cantante inglés se había visto obligado a incluir en los créditos de su single de moda a Tom Petty y a Jeff Lynne. La cosa empezaba a sonarme.

Me sobreestimáis si aún así creéis que definitivamente caí en la cuenta, porque no ha sido hasta el comienzo de esta semana cuando, por obra y gracia de los medios generalistas y su costumbre de tratar de cosas de las que no tienen ni puta idea, he visto vergonzantes resúmenes sobre la ceremonia de los Grammy por televisión. Y digo vergonzantes porque, curiosamente, a casi nadie parecía haberle importado que el idiota ese de Kanye West hiciera el ridículo cuando Beck se llevó el premio al mejor disco del año. Hace varios lustros que no me interesa nada la carrera de Beck, pero sin haber escuchado su disco de turno estoy seguro de que tiene mucha mayor calidad que cualquiera de las porquerías con las que le haya tocado competir.

Pero volviendo al tema que ha motivado este articulillo, estoy seguro de que muchos ya habéis caído en la cuenta de que el tipo del que me hablaba mi hermano es el tal Sam Smith, ese sano chavalote que idolatra a Antony Hegarty y que ha sido tan torpe como para no saber ocultar lo suficientemente una melodía que llevaba compuesta como unos 25 años para cuando él la lanzó como single. Finalmente tuve un ataque de debilidad y acudí a Youtube para ver de qué cojones iba el tema; di con un montaje de alguien donde, tras retocar la velocidad de ambas canciones para que se ajustasen al mismo tempo, se reproducían a la vez. Lo cierto es que pasé un momento muy divertido y creo que hasta asusté a alguno de mis vecinos con las carcajadas.

Como hacía notar Frank Zappa en un pasaje de su autobiografía que soy incapaz de localizar en estos momentos y que por tanto no citaré literalmente, es curioso que en unos premios que la industria musical se autoconcede para su mayor gloria, TODOS LOS AÑOS sobresalga un “artista” que se lleva un saco de galardones. Saquen sus propias conclusiones.

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