El viernes pasado se conocía que Rich Robinson ha finiquitado The Black Crowes, separación de una banda que con esta ya va por la tercera y que, haciendo bueno el dicho, parece la definitva. Esta vez han sido desavenencias con su hermano Chris relacionadas con temas económicos y de funcionamiento del grupo las que han precipitado este inopinado desenlace.
Y una vez bien digerida la noticia tras todo el fin de semana, no se puede sentir mas que tristeza. Y no únicamente porque ya no vayamos a tener a The Black Crowes en activo, sino por la forma en que se ha producido. Al conocer la noticia el pasado viernes, comenté que no me sorprendía en absoluto; más tarde, leyendo con más atención, quise creer que no, que no podía ser el dinero la razón. No entraba en mis planes un final tan cutre para una banda como esta.
Rich, que siempre había parecido la imagen arisca del grupo, nos ha dado su versión de los hechos en la que, probablemente sin pretenderlo, pinta a su hermano pequeño como una codiciosa prima donna. Irónicamente es precisamente Chris, el hippioso del grupo y el considerado como cara amable de los dos, y sus pretensiones económicas inasumibles los que han llevado al fin a The Black Crowes y no la enésima bronca entre hermanos o el agotamiento que conlleva sacar adelante una banda así en la situación actual.
De momento, al menos que yo sepa, Chris no ha dicho una sola palabra al respecto, pero el trato que pensaba dispensar al bueno de Steve Gorman, degradándole a la categoría de simple asalariado, es como para cruzarle la cara con dos tortas.
Y aunque en el comunicado hecho público por Rich no se hace mención expresa, se puede interpretar que la separación es inmediata y no habrá oportunidad de ver a la banda en directo.
Ahora cada uno seguirá adelante con sus respectivos proyectos en solitario. Por el bien del rock and roll, esperemos que por fin editen algo memorable al margen de la banda madre, algo que todavía no han llegado a conseguir.
Al menos nos quedan los discos.