Excitante doble cartel el que pudimos paladear en el ecuador de la semana laboral este pasado miércoles. Los italianos Giuda, una de las bandas del momento sin lugar a dudas, recalaban por vez primera en Zaragoza. Y lo hacían arropados por los locales Screamin’ Diablos, que parece que se están convirtiendo en la banda comodín a la hora de buscar un grupo invitado que caldee los minutos previos a las descargas principales.
Así, a eso de las 21:40, los Screamin’ Diablos tomaban el escenario de la Sala López ante ya prácticamente todo el público que habría de asistir al concierto. Lo suyo es simple rock and roll de ascendencia clásica, y no creo además que pretendan inventar nada, pero poseen un puñado de canciones con bastante encanto. Con tan solo 40 minutos de set, los Diablos se dejaron de parrafadas y pusieron la directa para ir descargando casi sin pausa los temas incluidos en su EP de debut homónimo, además del resto de su cancionero. No se despedirían sin interpretar antes las ya habituales versiones de “Sonic Reducer” y “Who Will Save Rock ‘n’ Roll?” y sin una especie de dedicatoria a este humilde medio.
Con el ambiente ya lo suficientemente encendido, veinte minutos después de acabado el primer show, comenzaba a sonar la música introductoria que precedería a la salida de Giuda. Los de Roma tampoco se andan con muchas bromas, interpretando las canciones prácticamente sin pausas y sin dejar ni un momento de respiro al público. Asusta el sonido que consigue el quinteto en directo, calcando prácticamente lo recogido en sus dos discos. Es tal la fidelidad que algunos llegamos incluso a preguntarnos dónde está el truco. Finalmente llegamos a la conclusión de que no existe trampa (aunque creo que alguno todavía tiene sus dudas): Giuda también comenten algunos pequeños errores y la voz de Tenda parecía sufrir el cansancio en algún momento puntual del show. Eso sí, que alguien me explique ese sonido de batería porque me tiene todavía intrigado.
Pero volviendo al asunto, creo que estamos ante una banda cuyo irresistible sonido basa gran parte de su éxito en una sencillez que, combinada con momentos de hooliganismo, homenajes al glam (al de verdad, el británico de los años 70) y estribillos altamente coreables, resulta imbatible en directo. Y eso que podríamos tachar su segundo álbum, “Let’s Do It Again”, de ejercicio meramente continuista, aunque hay que reconocer que en directo sus canciones se entremezclan con las de “Racey Roller” con total naturalidad y sin estridencias.
Tampoco sorprende en este contexto el homenaje a The Beatles con sendas versiones de “Eight Days a Week” y “Get Back”, temas que sirvieron de puente entre el set normal y los bises. Finalmente, tras completar una hora justa de descarga, Giuda se despedirían de Zaragoza con “Roll On”, probablemente el tema más apropiado que podían haber elegido para cerrar triunfalmente el concierto. Así fue.