Dos años después de lanzar su debut, el aclamado “Flash Point”, los suecos Spiders vuelven a la actualidad discográfica con el lanzamiento de “Shake Electric”, que se edita oficialmente el próximo día 3 de noviembre. La banda trabajó junto al productor Mattias Glava (Dungen) en su ciudad de Gothenburg, donde dieron forma a los diez cortes que componen este álbum.
Lo primero que llama la atención al escuchar “Shake Electric” en comparación con “Flashpoint” es su mayor amplitud de miras. Tal vez tenga que ver algo en esto el hecho de que para esta nueva obra, todos los miembros de la banda se han involucrado en la composición, y no únicamente el ex-Witchcraft John Hoyles como ocurría en “Flash Point”. Así, de ese proto-heavy-punk de su debut, ahora Spiders han conseguido un disco con una decena de canciones que, aunque se pueden poner en relación perfectamente con la década de los 70, suenan a la vez atemporales, con ecos de bandas como Heart o los puntales del glam T-Rex e incluso algo de Bowie o Thin Lizzy.
Podríamos definir “Shake Electric” como un disco de hard rock clásico; disco que Spiders han sabido enriquecer recurriendo a elementos como coros melódicos, arreglos acústicos o incluso algún que otro piano. La amplitud sonora, como puede imaginarse el lector, es importante, aunque eso no le resta eficacia ni lo hace menos diestro o irregular. Todo lo contrario: hablamos de un álbum variado -hasta cierto punto- pero compacto. Cada una de las diez canciones podría ser destacada como entre lo mejor del disco, por lo que la selección de alguna de ellas resulta complicado, aunque me arriesgaré con “Control” entre el material más duro, “Bleeding Heart” entre el de mayor gancho y “Hard Times” entre lo más reposado, donde destaca poderosamente la voz de Ann-Sofie Hoyles, en una exhibición que la acerca a mitos como Janis Joplin.
Para mí desde ya uno de los discos que más recordaré a final de año, y no precisamente por la cercanía temporal.