Para este su cuarto larga duración y primero tras la salida de Mikael Akerfeldt de Opeth, Bloodbath han recurrido a Nick Holmes, el vocalista de Paradise Lost, para que se hiciese cargo de las tareas vocales.
No es esta la única novedad registrada por esta especie de supergrupo del Death, ya que para “Grand Morbid Funeral” la banda se propuso no repetirse y sonar como una segunda parte de ellos mismos.
Registrado de nuevo en los estudios Ghost Ward y en City of Glass, ambos de Estocolmo, “Grand Morbid Funeral” está compuesto de once temas, y cuenta con colaboraciones especiales de Chris Reifert y Eric Cutler, de los norteamericanos Autopsy.
La banda ha conseguido un disco repleto de atmosferas opresivas y oscuras, con una serie de temas que se pasean por el doom más brutal y en los que Holmes recupera con éxito su registro más gutural. Estamos ante una obra que supura agresividad por cada uno de sus surcos, con grandes melodías sombrías y asfixiantes, momentos que los acercan al sonido gótico y unos solos especialmente inspirados. Porque el trabajo a las guitarras de Anders “Blakkeim” Nyström es digno de mención, y sin necesidad de recurrir a la sobreproducción que parece tendencia en algunos de los productos del estilo.
Sí, he de reconocer que Bloodbath han conseguido sorprender a alguien no demasiado afín al estilo como soy yo con este “Grand Morbid Funeral”. Uno de los discos del año dentro de las vertientes más extremas del metal sin lugar a dudas.
