‘Energy Flash’ de Simon Reynolds

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Enfrentarse a un extenso libro que analiza la historia de la música de baile puede parecer, en principio, una tarea titánica para alguien que no tiene un conocimiento de ella más allá de algún nombre primigenio como Kraftwerk o algo de la música que llegó al mainstream en los 90 (Prodigy, Tricky, Orbital, Underworld, Chemical Brothers…) y que englobábamos inocentemente bajo la etiqueta de “electrónica”. Sin embargo, “Energy Flash: Un viaje a través de la música rave y la cultura de baile” es algo más que un simple tratado sobre sonidos electrónicos. Es toda una minuciosa y apasionada revisión de la historia del techno usando como eje el fenómeno rave y todas sus múltiples y casi infinitas mutaciones.

Desde un punto de vista equidistante entre el seguidor y el periodista, Simon Reynolds no solo revisa los movimientos ramificaciones y contra-movimientos de la cultura de baile, si no que expresa su opinión sobre ellos y se posiciona a favor o en contra con argumentos que podrán parecer más o menos válidos a los entendidos, pero que son de agradecer en un trabajo de estas características, tan dados a loas y adoraciones. En base a vivencias propias y entrevistas a las principales figuras Reynolds ofrece lo que parece ser el tratado definitivo de música electrónica; de Chicago al sonido balearic, pasando por las raves más salvajes, descubriremos que la música de baile, al igual que ocurre con el rock para los roqueros, no es sólo música si no un estilo de vida.

Esta nueva edición/actualización del libro incluye nuevos capítulos que actualizan la obra con los aires del siglo XXI, y describen desde la llegada del Dubstep hasta el actual momento donde la EDM parece haberse instalado en la escena de manera rotunda.

La música de baile (y la música en general) está indisolublemente ligada a las drogas, por más que a alguno le pese. “Energy flash” no esquiva el tema, todo lo contrario, lo integra en el ADN de cada bit, pues no se puede entender la evolución de la misma sin asimilar la influencia de las drogas en ella. Resulta todo un reto intentar imaginar el efecto de la música en esas mentes llenas de éxtasis o LSD. Leer los capítulos sobre las peligrosamente hedonistas raves de (por ejemplo) la era Madchester ejercen una mezcla de fascinación/terror que en ocasiones parece derivar en apología de las drogas pero, como bien reflejan las páginas de “Energy Flash”, tiene su lado oscuro y lo que comienza como un juego de fin de semana puede derivar en una politoxicomanía en un breve lapso de tiempo.

Con un estilo directo y ameno, el verdadero punto a favor es el tono cuasi-didáctico con el que el libro está escrito, ya que no solo está orientado al lector acostumbrado a estos sonidos, si no también para el lector que no sabe lo que es un Roland 303, o que si oye hablar de Detroit tan solo puede imaginar la violencia subyugadora del Robocop de Verhoeven. Buscando puntos en común con otros tipos de músicas y estableciendo equivalencias, facilita la lectura para los atrevidos que nos hemos acercado a él y lo convierte, si al fin y al cabo la cultura de baile no te interesa, en un sobresaliente ejercicio antropológico.

“Energy Flash: Un viaje a través de la música rave y la cultura de baile” está editado por Contra.

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