Cuando músicos de distinta procedencia y estilo se unen en un proyecto conjunto, los resultados suelen ser casi siempre bastante irregulares. Y en KXM la asociación musical resulta llamativa como poco: Ray Luzier de Korn a la batería; Dug Pinnick de King’s X al bajo y voz; y el ex-Dokken y líder de Lynch Mob, George Lynch, a las guitarras. La historia cuenta que el trío coincidió en una fiesta en casa del batería, donde Luzier enseñó su estudio casero a Pinnick y Lynch. Inmediatamente los tres debieron de notar algo especial, porque en ese momento nació KXM (cada letra representa a la banda de cada uno de los implicados: K por Korn, X por King’s X y M por Lynch Mob).
Al parecer los tres trabajaron rápido, porque en apenas diez días tenían casi terminado este debut que de momento no sabemos si quedará como una curiosidad dentro de sus respectivas carreras o si se consolidará como una apuesta a largo plazo. El resultado son estas doce canciones donde ciertamente poco podemos rastrear de las respectivas bandas madre, aunque de sonar a alguna tal vez deberíamos apostar más por King’s X que por cualquiera de las otras dos.
Decíamos en el primer párrafo que los resultados que aportan los “supergrupos” generalmente suelen ser irregulares. La norma se puede aplicar también aquí, aunque con algunas reservas. Porque aunque efectivamente encontramos algunos momentos prescindibles como cuando pretenden sonar modernos y/o experimentales, también es cierto que al escuchar el disco se aprecia la química de una banda compacta, con algunos temas que acaban de explotar definitivamente en la mente del oyente a la cuarta o quinta escucha.
Podemos por lo tanto decir que “KXM” es una obra aceptable a la que es necesario dejarla crecer, reproducirla varias veces para penetrar en el corazón de las canciones. Y viniendo de los músicos que viene, eso es lo menos que podemos hacer, porque el balance final está más a favor de los temas interesantes que de los fallidos.
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