Que a estas alturas Adrian Vandenberg siga en activo es una gran noticia para todos los amantes del Hard Rock clásico, sobre todo porque este es su primer álbum en dieciséis años. Y después de tanto tiempo la verdad es que da gusto escuchar un disco así, en el que Vandenberg da rienda suelta a toda esa música que tanto nos gusta y que tan arrinconada parece hoy en día.
Porque entre los trece temas que componen el disco hay mucho Hard Rock de inspiración setentera y varios temas con vocación de himno. Potentes riffs que, acompañados por estribillos fácilmente coreables, convierten las canciones en verdaderos hits. Curiosamente el guitarrista se inclina más por la faceta Hard Rockera que la melódico-comercial por la que es más conocido tras su paso por los Whitesnake de finales de los 80, aunque de todo hay. Por cierto, ya que citamos a la serpiente blanca, mencionar que el mismísimo David Coverdale participa como invitado especial en “Sailing Ships”, el tema que cierra el disco.
Como decíamos también hay sitio para otro tipo de temas, como las típicas baladas que nunca pueden faltar o algún tema de inspiración más ochentera mainstream, que hacen que la obra pierda algo de fuelle por momentos de la mitad hacia delante. Pero como balance podemos decir que estamos ante un disco más que aceptable en el que el guitarrista holandés demuestra que la inspiración no tiene nada que ver con la edad. En marzo lo tendremos de visita en Madrid presentando el álbum.
