Pocas veces uno puede ser testigo de las dos caras de la moneda en un único concierto, pero en ocasiones ocurre y para mal. Los jerezanos Smiling Bulldogs visitaban de nuevo Zaragoza el pasado viernes para presentar su segundo disco, “Happy Again”, ante un público bastante numeroso sobre todo teniendo en cuenta que ese mismo día coincidían varios eventos más.
La banda tomaba el escenario de La Ley Seca rozando las 23:00 horas en un concierto que se alargaría hasta pasadas las 0:30 y que para muchos se hizo muy largo. Y es que en algún momento hacia la mitad del concierto Smiling Bulldogs se perdieron irremediablemente y con ellos una gran parte del público. De nada sirvieron la contundente versión de “Personal Jesus” o el fragmento intercalado de “Clint Eastwood”, el tema de Gorillaz interpretado entre ritmos cuasi reggae. Y tampoco ayudó el descanso de diez minutos antes de los bises, aunque lo cierto es que para entonces ya estaba roto el ritmo del concierto.
Y eso que la banda comenzó bien, con un público que iniciaba el fin de semana con ganas de rock acompañando y dando ambiente. Los Bulldogs, si quieren, pueden sonar más contundentes en directo que en disco, algo que sí hicieron al comienzo del concierto. Probablemente, su vertiente más rockera es mucho más efectiva que cuando se les cuelan otro tipo de influencias. “Estos le dan a todo”, comentaba la persona que tenía al lado en un tono no demasiado elogioso. Y no le faltaba razón, ya que cuando abandonaban el rock la banda sonaba desorientada y dispersa. Algo por cierto que acabaron contagiando a un público que comenzó a desfilar hacia la puerta para fumar -algunos no volvieron-, o que se dedicó más a charlar que a estar pendiente del concierto.
Una verdadera lástima, puesto que personalmente “Happy Again” me parece un gran disco y creo que Smiling Bulldogs lo pueden hacer mucho mejor. ¿Sería una mala noche?