Primero los datos objetivos: 13.684 personas el viernes y 11.722 el sábado; aunque no puede hablarse de cifras espectaculares, los que vaticinaban bajas en masa entre los asistentes tal vez se precipitaron. Puede decirse que el Azkena Rock Festival ha vuelto un poco a sus orígenes con esta edición 2013 y no únicamente por el volumen de asistencia, con dos escenarios y la posibilidad de no perderse nada al evitarse así incómodos solapamientos. Personalmente me parece un acierto. ¿Cartel flojo? Un solo concierto como el de The Black Crowes ya amortiza la inversión en la entrada.
Entrando ya en harina, haremos un breve repaso de lo más destacado de un festival que ha vivido mejores épocas y que últimamente parece un poco dejado de lado por sus organizadores, pero que sin embargo se resiste a morir como comentaban algunos. Mi periplo festivalero comenzó el viernes con The Sword, que convencieron desde el segundo escenario en un concierto en el que fueron de menos a más pero en el que demostraron que tienen uno de los futuros más prometedores dentro de su estilo a nada que se lo propongan.
The Black Crowes fueron sin duda la mejor actuación de día, del festival e incluso de todos los suyos que he podido presenciar. Con un repertorio en el que rescataron algunas de las gemas más oscuras de su discografía, los Robinson y compañía demostraron una vez más que no hay una sola banda hoy en día que pueda hacerles sombra toquen lo que toquen. Brillantes desde el inicio al final, nuevamente han vuelto a acertar con el fichaje de Jackie Greene, haciéndonos olvidar que no hace tanto que ese puesto le pertenecía al bueno de Luther Dickinson. Por destacar algún momento, todo un puntazo intercalar “Hush” dentro de “Hard to Handle”.
Smashing Pumpkins sin embargo no tuvieron su mejor noche, con un concierto errático salpicado de algunos hits que no consiguieron hacer que la cosa funcionase. Algunos ni les vimos acabar.
De vuelta en el segundo escenario The Sheepdogs protagonizaron una sorpresa al menos para mí que no tenía la suerte de conocerlos. Y por la reacción del público, también para muchos otro de los conciertos del día.
El sábado sí “madrugábamos” para ver a Heaven’s Basement. El cambio de personal -prácticamente no queda nadie de la formación original- ha provocado que el sonido de estos chicos haya mutado a algo mucho más endurecido. Muestran actitud e implican y convencen al ya bastante numeroso público en un concierto que, sin ser una maravilla, sí que al menos sirvió de calentamiento para la tarde-noche.
Con Troubled Horse, otro de mis descubrimientos de este año, la cosa empezó a ponerse seria. Otro nombre más que sumar a los grupos suecos de inspiración rockera clásica. La banda estrenó algún tema nuevo y su voluminoso vocalista se bajó del escenario para arengar al público.
JJ Grey and Mofro fueron los encargados de poner la nota de clase del día. Estamos ante unos músicos excelentes que no se limitan a cubrir las espaldas de su líder únicamente, sino que tienen un gran protagonismo y peso dentro del show, protagonizando incluso “duelos” interpretativos contra JJ. Un señor concierto, la verdad.
Uncle Acid & The Deadbeats me soprendieron por su sonido. Entiendo que para muchos se haga pesado el tipo de doom que practican, pero precisamente creo que ese es uno de sus atractivos: cabezones a más no poder, son tan excesivos que por fuerza molan.
Gov’t Mule fueron otra de las pequeñas decepciones. Con un repertorio tal vez poco apropiado, un sonido poco potente, una banda que parecía no estar muy metida en el concierto y algunos problemas técnicos de su teclista, no llegaron a atraparme en ningún momento. Aunque como curiosidad mencionar que Warren Haynes se atrevió a colar un pequeño fragmento del solo de “Highway Star” en una maniobra de la que no pareció darse cuenta nadie.
The Gaslight Anthem venían como una de las apuestas fuertes de esta edición, pero personalmente me parecen muy poquita cosa y ni siquiera en directo vi que haya algo aprovechable en ellos. Cuestión de gustos supongo, pero que salgan al escenario con “Rock and Roll” de Zeppelin atronando, que hagan una versión de Ramones o que acaben con “Baba O’Riley” creo que no les hace ningún favor.
Lo de Walking Papers pintaba mejor, aunque al acercarnos al segundo escenario la primera en la frente: ¡no está Duff McKagan! Aún así la banda suena muy bien y su cantante Jeff Angell parece un tipo divertido. Al final me quedé con ganas de profundizar en ellos.
El punto final le tocaba este año a Rocket From the Crypt. Se presuponía que iba a ser una gran fiesta pero tuvieron la desgracia de contar con el peor sonido de todo el festival. Aparte de eso, su líder Speedo se dedicó a hablar y hablar y hablar, haciendo que se rompiese un poco el ritmo del concierto. Aún así yo disfruté de lo que pude y me reí mucho con el detalle del frontman pidiendo que el público se quitase las camisetas para lanzárselas y a este después oliendo el sudor de ellas. Seguramente en otras condiciones habría sido un gran concierto.