Los norteamericanos Goodbye June nacieron de una tragedia: en junio del año 2005 el guitarrista Tyler Baker perdía a su hermano en un accidente; la visita de sus primos Brandon Qualkenbush y Landon Milbourn en tan tristes circunstancias se convirtió en todo un apoyo para Tyler. Comenzaron a tocar y componer música, como un acto de curación y liberación emocional en ese oscuro período, lo que finalmente desembocó en los tres componiendo sus primeras canciones. Pronto comenzaron también a tocar por la zona del Midwest, haciéndose con un nombre y mejorando como músicos en la carretera hasta que en el año 2009 emigraron de Indiana a Nashville.
Así llegamos a este debut, “Nor the Wild Music Flow”, editado el año pasado con la producción del veterano de la escena de Nashville John Smith y en el que muestran una amplia variedad de registros. Tal vez en esa variedad se noten las diversas influencias del trío, desde el rock clásico y el de los 90 hasta el gospel recibido por la formación religiosa de Brandon y Milbourn, hijo el primero de un predicador pentecostal y el segundo de un director de coro que trabajaban en la zona del “Bible Belt” norteamericano. Porque el álbum comienza siendo un disco de rock con momentos que incluso podrían recordarnos a los Soundgarden más poppies, pero hacia la segunda mitad está repleto de medios tiempos cercanos a infames bandas mainstream de éxito que no citaremos y también de lo que llamaríamos temas de “modern Rock”. Son canciones que personalmente me parecen más flojas y que hacen que el disco pierda fuelle -y que el oyente pierda interés al mismo ritmo- a medida que nos acercamos al final. Estamos pues ante un disco correcto, con algunos temas con gancho, sí, pero cuyo eclecticismo tal vez vaya en detrimento del conjunto. No obstante habrá que ver cómo se lo montan en directo, puesto que estarán visitando Europa hacia los meses de octubre y noviembre.