Al lado de hombres rudos y de pelo en pecho descubierto como Bon Scott, en el Rock siempre coexistieron otros personajes más ambiguos que gustaban de la provocación que la confusión sexual despertaba. David Bowie, leyendas urbanas aparte, fue maestro en el arte de la ambigüedad y modelo imitadísimo en la era del Glam. Aquella época de disparatado colorido y lentejuelas nos dió grandes momentos musicales, aunque a veces el maquillaje no casaba bien con todos aquellos hombretones de aspecto más bien tosco. Claro que si a ese maquillaje añadimos los cardados imposibles de los 80, obtenemos un maridaje todavía más burdo (no hay que recordar más que a Twisted Sister para darse cuenta de ello). No obstante en una u otra década siempre hubo tipos con clase que daban distinción al juego de la ambigüedad, aunque en su sexualidad no existiese ningún tipo de conflicto entre su físico y su sentir. En cualquier caso, los ejemplos de homosexualidad en el mundo del Rock no son para nada anecdóticos ya desde sus inicios, con todo un Little Richard como ejemplo más paradigmático (aunque gran parte de su “personaje” se lo deba a alguien prácticamente olvidado en las enciclopedias como Esquerita). Aún así, tuvieron que pasar muchos años para ver bandas que se declaraban abiertamente homosexuales (me viene a la memoria el caso de Pansy Division), pero muchos otros artistas tuvieron que ocultar su condición durante años, como Rob Halford o Freddie Mercury. Otros como Morrisey han sido señalados como gays durante años, aunque lo cierto es que él nunca ha salido del armario.
El Rock sigue siendo pues machista y homófobo en gran medida, a pesar de los avances que hayan podido darse en las últimas décadas en la sociedad en general. De hecho me atrevería a decir que el Rock es un mundo más bien conservador y que Ted Nugent no es un caso aislado, solo que muchos guardan bastante más las formas. Y tampoco hay que irse muy lejos, seguro que en vuestro entorno, como yo en el mío, conocéis sujetos que mejor calificaríamos como escoria. Por eso es todavía más extraño (y, sobre todo, un acto de gran valentía), dar públicamente el paso del cambio de sexo. Porque travestidos como sabemos son relativamente más frecuentes, como Miss Guy de Toilet Boys (¿el sobrenombre más acertado de la historia del Rock?), e incluso todos recordamos por ejemplo el “Transformer” de Lou Reed. Sin embargo dar un paso más allá requiere valentía. Cercano en el tiempo tenemos el ejemplo de Sarah Kirsch, personaje importante en la escena punk de San Francisco, fallecida recientemente a causa de un raro tipo de anemia. Su nombre de nacimiento era Mike Kirsch, y con esa identidad formó parte de bandas como Fuel, Torches to Rome, Bread and Circuits y Pinhead Gunpowder (banda esta última donde coincidió con Billie Joe Armstrong de Green Day). También muy cercano en el tiempo es el caso de Tom Gabel de Against Me!, que tras someterse a un tratamiento de cambio de sexo ha adoptado el nombre de Laura Jane Grace, algo que hace unos meses dejó bastante descolocados a fans y prensa. Pero por supuesto el caso más famoso es el de Wayne/Jayne County, cuya autobiografía “Man Enough to Be A Woman” debería ser de lectura obligada en todas las escuelas de Rock del planeta.