En todas partes cuecen habas…

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Siempre he tendido a desconfiar de entrada de muchas personas que son demasiado simpáticas. Algunos dirán que es por mi forma de ser, de natural ceniza, aunque yo creo que es más bien una especie de sexto sentido que, también debo decirlo, pocas veces me falla. Y quien dice simpáticas podría decir “buenrrollistas”. Si trasladamos esto al mundo de las promotoras y los festivales, creo que no hay festival que vaya más de enrrollado que el Primavera Sound barcelonés. Es una opinión personal, por supuesto, y además habría que conceder al menos el beneficio de la duda por mi parte a un evento que programa algunas cosas interesantes y al que nunca he asistido. Pero creo que convendrán todos en que en ese afán por contentar a todos los públicos, sobre todo en las ediciones más recientes, puede verse una clara característica del que quiere agradar a todo el mundo y se pasa de majete. Lo de estos días de atrás, además de dañar seriamente la imagen del festival (aunque probablemente esto no tenga ningún tipo de consecuencia en el futuro), ha sido de vergüenza ajena. Y pondré en antecedentes a los que no sepan de qué va el asunto: la organización del festival retiró la acreditación al crítico Jordi Bianciotto (a quien hace un tiempo entrevistamos) por considerar ofensivo un artículo en el que señalaba que en el evento hay pocos grupos catalanes. Teniendo en cuenta que al parecer el Primavera cuenta con subvención pública tampoco me parece una queja tan fuera de lugar. El caso es que a la organización debió de sentarle el asunto como una patada en los testículos, a juzgar al menos no solo por la retirada del pase a Bianciotto, sino también por las lindezas que uno de sus directores dedicó al periodista en Twitter (“retarded” y “gilipollas”). Podéis buscar por internet detalles de la lamentable polémica, así que no haré más comentarios. Simplemente añadir, aún a riesgo de que en el futuro nos denieguen el pase, que este señor cuyo nombre no recuerdo es un impresentable y que debería tener más cuidado con las cosas que dice porque, le guste o no, está OBLIGADO a entenderse con la prensa. Y que uno no pueda ni expresar su opinión por temor a las represalias además de ser muy triste tiene un nombre, por cierto. Y lo peor es que van por ahí haciendo gala de sus valores y su “cosmopolitismo”…

La cuestión es que, como dice el título del artículo, en todas partes cuecen habas. Ha sido el Primavera, pero podría haber sido cualquier otro festival. Y os podéis imaginar que si algo así le ocurre a alguien que trabaja para un medio importante qué menos nos puede ocurrir a los que representamos a uno independiente y modesto. Y no contaremos batallitas ni entraremos en cómo se trata al público, que uno también forma parte de él y no siempre va a los conciertos de gratis, por cierto (en realidad ni siquiera la mayoría de las veces). Ojalá algún día en este bendito país también alcancemos la madurez en este terreno.

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