Si alguien me hubiese dicho hacia mediados-finales de los 90 que Trent Reznor iba a ganar un Oscar, probablemente mi carcajada se habría escuchado desde kilómetros a la redonda.
Varios lustros después, Reznor no solo ha ganado un Oscar junto a Atticus Ross por la banda sonora de “The Social Network”, sino que ahora está nominado para los Globos de Oro a la mejor BSO por su trabajo con el citado Ross en “The Girl With the Dragon Tattoo” (sí el mismo trabajo en el que figura esa inquietante versión del “Immigrant Song” de Led Zeppelin con la colaboración de Karen O). Si ambos recibieran este segundo galardón creo que probablemente podríamos olvidarnos de Reznor sobre un escenario para siempre (qué le voy a hacer, soy de los que todavía confían en que algún día el hastío le consuma y decida devolver a la vida -y por vida me refiero al directo- a Nine Inch Nails).
Al hilo de todo esto recuerdo aquella frase para un posible epitafio que leí tras los Oscars de este año, que decía algo así como: “Trent Reznor, dijo ‘fist fuck’ y ganó un Grammy; escribió una canción titulada ‘Cocksucker’ y ganó un Oscar”. Más que sorprendente, yo diría que es desconcertante.