A pesar de que una búsqueda en Google sobre el concierto de los Big 4 en Nueva York nos da -prometo que no es una manipulación- 666 millones de resultados, hemos elegido el título del célebre tema de Bruque además de por su obviedad, porque resulta ridículo que a estas alturas alguien todavía pueda ver una amenaza a la seguridad en un simple concierto de Metal. Y es que según recogía hace unos días el New York Post, una asociación empresarial de la Gran Manzana ha pedido que se extreme la seguridad ante el concierto que Metallica, Slayer, Megadeth y Anthrax celebrarán el próximo 14 de septiembre en el Yankee Stadium. Según Cary Goodman, que preside la asociación 161st Street Business Improvement District of the Bronx, la preocupación le vino después de enterarse de que en Chile y Colombia se registraron altercados el año pasado tras las actuaciones de Metallica. Vamos, que antes de que el Bronx se convierta en el relevo a los disturbios y saqueos de Londres, Goodman es más de la opinión de que más vale prevenir que curar y que la policía y los sanitarios deberían estar preparados para la catástrofe.
Sin ánimo de ofender a nuestros lectores en Chile o en Colombia, lo que está claro es que la situación social en los Estados Unidos no es la misma que la de los dos citados. Y además, si los Big 4 ya actuaron en varios países europeos el año pasado y este también e incluso en California este mismo verano sin ningún tipo de incidente ¿qué potencial peligro puede ver este tal Goodman? ¿No será tal vez que se haya dejado llevar más bien por ideas preconcebidas sobre los fans del Metal?
En todos los años que llevo asisitiendo a festivales de todo tipo, Metal incluido, nunca he visto ningún incidente de importancia. Más bien al contrario, se respira cierto espíritu de hermandad y camaradería y reina sobre todo la cordialidad y el buen rollo. Quizás algún día los “melenudos” puedan quitarse el estigma de ser el peor ejemplo de juventud que pueda haber (no lo digo yo, es lo que intuyo que piensa la gente de edad). Y desgraciadamente han tenido que morir dos jóvenes en una fiesta rave estos días para que la opinión pública descubra que, tal vez, hay otro tipo de juventud haciendo ese tipo de cosas que la gente imagina cuando dice aquello de “a saber lo que harán ahí dentro”. Y no se trata de sermonear con lo que la gente debe hacer para divertise o qué deben y qué no deben consumir, pero tal vez todo esto sirva para que muchos padres dejen de preocuparse más de la cuenta cuando sus hijos van a algún concierto de esos de vestir de negro.