Hace unos días se difundía en algunos medios el caso de Roger Tullgren, un aficionado sueco al Heavy Metal que ha conseguido una ayuda económica para costearse las entradas a los conciertos, ya que un grupo de psicólogos lo declaró “adicto a la música”. Es más, Tullgren, de 42 años de edad y empleado de un restaurante en Hassleholm, tiene permiso para faltar a su trabajo cuando los conciertos de sus grupos favoritos se lo impidan, puede escuchar su música en el trabajo si así lo desea y, esto es lo más gracioso de todo, puede ir a trabajar vestido de la manera en que le apetezca. Y todo porque los tres psicólogos que evaluaron su caso en su informe concluyeron que “Roger se siente obligado a mostrar su estilo Heavy Metal. Esto le pone en una situación complicada en el mercado laboral. Por lo tanto necesita ayuda económica”.
Seguro que más de uno de nuestros tarados lectores se siente afortunado hoy y la historia de Tullgren le inspira a tomar ejemplo. Pues que tomen nota: “He estado intentando durante diez años conseguir que esto se clasifique como una dificultad. Finalmente tres psicólogos coincidieron en que necesitaba ayuda para evitar ser discriminado”. Así que de momento puede que no veáis por la cara las giras de los Big Four hasta el año 2022.