Ayer las malas noticias se le agolpaban a Last Tour International. La promotora anunciaba a media mañana las suspensiones de los conciertos de Amy Winehouse y Danzig en Bilbao BBK Live y Azkena Rock Festival respectivamente. No he visto las tristes imágenes de la Winehouse, pero por lo que he escuchado deben de ser de órdago, aunque tampoco sorprenden ya a estas alturas. Sin embargo no haré leña del árbol caído, simplemente diré que si no estás en condiciones de ofrecer un concierto, es buena idea suspenderlo. Así que por lo menos Amy tenía una buena razón -probablemente una de las mejores- para cancelar su gira, por mucho que a sus seguidores les duela.
El que no parece tener muchas razones es Glenn Danzig. En lo que podríamos calificar como el culebrón del ARF de este año, Danzig canceló, luego animado por una mejora en la oferta económica meditó, y finalmente ahora se anuncia que definitivamente no podremos ver su show en Vitoria. Al parecer el Evil Elvis alopécico ha cancelado unilateralmente y sin dar la más mínima explicación.
¿Cómo se ha llegado a esta situación? Pues parece que Danzig, cuyos años de fama quedaron bastante atrás, no ha sido capaz de conseguir las suficientes fechas como para organizar una gira europea en condiciones, con lo que el invento no le salía demasiado rentable. Lo más fácil para él era mandar todo al garete. Lo más gracioso del asunto los encontramos en los aires de divismo que siempre han acompañado al personaje. Da igual que no haya tenido un éxito de ventas en lustros, él se puede permitir cancelar giras y dejar colgados a miles de fans porque sí. Supongo que una vez bien untado de pasta, la única razón para no cruzar el charco es que un único concierto le daba pereza.
Supongo que de esta habremos aprendido todos y que Danzig nunca volverá a Europa a no ser que se dé el improbable caso de que algunos de sus discos futuros funcionen realmente bien en nuestro continente. Porque dudo mucho de que después de salir escaldado vuelva a querer sufrir la humillación de sentir que nadie está interesado en contratarle. Las promotoras tampoco creo que vuelvan a fiarse de su seriedad. Y finalmente a nosotros, los fans de a pie, no creo que nos queden muchas ganas de hacer unos kilometritos para asistir a uno de sus conciertos, aunque ya sabemos lo sufrido que es esto de ser fan.