Hoy, domingo de resurrección, no hemos podido evitar la tentación (de Cristo) de dedicar el artículo del día a la temática zombie, esperando que alguien más encuentre la gracia a la irreverencia. Por eso la portada de hoy está dedicada a la serie “The Walking Dead”, el pelotazo televisivo de la última temporada. Y eso a pesar de tocar un tema tan trillado y que da tan poco de sí como el de los zombies, porque “The Walking Dead” sorprendió a propios y extraños por cierta originalidad en el tratamiento de la temática. No extraña entonces que se haya convertido en uno de los estrenos televisivos más vistos en nuestro país.
Quizás gran parte del éxito de la serie se deba a esa originalidad, pero no perdamos de vista el hecho de que, en realidad, estamos ante una adaptación de un cómic de Robert Kirkman que editó la ya imprescindible editorial Image Comics.
Volviendo a la versión televisiva, si bien es cierto que quizás el arranque prometía mucha más acción y visceras, los seis capítulos logran mantener la atención del espectador, sobre todo con las hitorias secundarias de odio y enfrentamiento racial, triángulos amorosos, personajes que desaparecen y que, sospechamos, volverán a aparecer… hacen que se mantenga la incertidumbre en todo momento tanto por el argumento principal -la lucha por la supervivencia antes las hordas de no muertos- como por los secundarios. No han faltado voces sin embargo que han calificado el guión de ir a la deriva, muy en la línea de “Perdidos”. Sin embargo estoy convencido de que, cuando a finales de este año se estrene la segunda temporada de la serie, esas mismas voces volverán a pegarse a la pantalla con cada nueva emisión. De momento el incierto final de la primera nos dejó con ganas de bastante más.