The Brew – Sevilla (Sala Malandar 02-03-11)

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Buena entrada la que presentaba la sala para ver al Power Trio del momento en acción, máxime si tenemos cuenta que el día de autos era un miércoles y la ciudad elegida Sevilla, tristemente célebre por su apatía en lo que a conciertos de Rock se refiere (acuden a mi cabeza aforos de 50 y pocas personas para Sex Museum o The Fuzztones).

En cierto modo, no podía ser menos tratándose de la tan cacareada next big thing británica, avalada por su aplastante juventud (“Entre los tres a lo mejor suman la edad de Keith Richards”, cómo decían por allí) y su gusto por el Blues-Rock de poso setentero y ácido, la tan transitada (y al parecer inagotable) vía previamente surcada por Cream, Hendrix, Vaughan y tantos más. Estos dos últimos, por cierto, receptores de sendos guiños a lo largo del show. Un gusto que quedó de sobras plasmado en “A Million Dead Stars”, largo con el que obtuvieron gran reconocimiento de crítica y público.

El concierto abre a toda mecha, con la banda derrochando tablas y una maestría insultante con sus instrumentos. Pese a que todas las miradas se centran en el pipiolo Jason Barwick, guitarra, voz y frontman del combo, la base rítmica, unida por vínculos paternofiliales, no le anda a la zaga: Kurtis

Smith atrona tras los parches cuál aprendiz destacado de John Bonham y a su señor padre, Tim, es díficil seguirle las manos con las que va dibujando líneas de bajo a la velocidad del rayo.

Sorprende, en este primer tramo del show, la manera en que endurecen su sonido con respecto a su faceta en estudio: Suenan, por así decirlo, más a The Who y Led Zeppelin, que a Cream y Hendrix. El nivel de energía expuesto es avasallador Hard Rock de vena a punto de estallar, una ametralladora de riffs y solos saliendo de la strato de Jason, apuntalados por una base rítmica algo más que cumplidora.

Sin embargo, esta faceta de la banda funcionando cuál apisonadora Hard Bluesera resulta ser una ilusión, y desvanecerse a las 3-4 canciones. Lejos de mí poner en tela de juicio la calidad del show a partir de ese momento, que siguió siendo notable, pero, digámoslo así, cambiando de tesitura, trocando alto voltaje por largos pasajes instrumentales (momento arco de violín á la Jimmy Page incluido) incluido el tan temido por muchos solo de batería (¿el gimmick más prescindible de la historia del rock?) rozando por momentos la categoría de jam band.

Con eso y con todo, si lo tuyo es el Hard Rock vintage de poso bluesy estás ante una cita que no debes dejar escapar, The Brew son dignos valedores de una manera de entender en el Rock And Roll ajena a modas y hypes de un día, enraizada en el virtuosismo y la pasión de sus componentes.

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