El británico Badly Drawn Boy tiene malas pulgas. Al menos esa es la impresión que dio hace unos días, cuando durante un desastroso concierto en Los Angeles insultó al público. La cosa fue más o menos así: Damon Gough, pues así se llama realmente el cantautor británico, se encabronó bastante por los problemas de sonido durante su concierto en el club Troubadour, y cuando llevaba cuatro canciones su mosqueo llegó a tal nivel que empezó a decir al público que se iba a casa, entre otras lindezas que no reproducimos por pereza, no porque queden feas. La gente obviamente no lo encajó demasiado deportivamente, e incluso alguien gritó al músico que le devolviera su dinero, a lo que este respondió con un insulto de difícil traducción al castellano pero que suena muy mal, creédme.
Posteriormente Gough ha declarado sentirse abochornado y que lamenta profundamente el incidente, pero como se dice por aquí: a lo hecho pecho, Badly Drawn Boy. Aunque por hacer de abogado del diablo y como también decía Chiquito, una mala tarde la tiene cualquiera.
