Vamos abrir la coctelera y vamos a añadir “Bienvenidos a Zombieland”, “Shaun of the Dead” y “Doghouse”. Con estos ingredientes el resultado debería ser bueno, pero el hecho es que la película no va más allá de las buenas intenciones. La falta de presupuesto en el rodaje y la idea quemada de los amigotes matazombis se carga la historia totalmente. Sí, el género zombi no tiene mucho donde rascar, pero lo malo es repetir punto por punto una historia, sobre todo si no se está fusilando con más pasta.
Desde luego no estamos ante la nueva joya de la corona. Sin embargo hay que reconocerle el mérito al director y guionista Logan Mcmillan que deja claro que el tema zombi lo tiene controlado. Para haber contado con tan pocos medios ha conseguido cierta atmosfera apocalíptica y además debe haber engañado a algún coleguita que controla el ordenador para que le haga unos pocos efectos. Solo para incondicionales del género.