Hoy 10 de septiembre de 2010 se estrena en España “The Runaways”, el biopic sobre la tal vez banda femenina de Rock más importante de la historia. Y lo hace envuelta en la polémica, probablemente por motivos comerciales, por qué no decirlo. Pero es una polémica de chichinabo, también hay que decirlo. Porque si a estas alturas alguien se escandaliza por ver en la pantalla una edulcorada versión de la salvaje vida en la carretera de una banda de Rock apaga y vámonos.
Tampoco vamos a engañarnos, la película vale más bien poco para los conocedores de la historia o aficionados a la música más o menos ilustrados. Lo que aquí realmente molesta es que señoritas que son ejemplos para las adolescentes de todo el mundo, Kristen Stewart o Dakota Fanning, aparezcan en un mundo rodeado de estupefacientes o incluso tengan un acercamiento lésbico muy muy light. Como si liarse con un vampiro fuese lo más normal -y saludable- del mundo, no te jode…
Dejando aparte estas chorradas puritanas que la globalización también nos trae, ya os decimos -como ya nos contó nuestro ínclito Mirón hace algún tiempo en su reseña– que la película no vale ni para calzar una mesa. Y teniendo en cuenta que el 99% del público que va a ir a verla en nuestro país ni sabe quiénes fueron The Runaways ni probablemente le importa -dudo de que cuando acabe la película siquiera crean que está basada en una banda real-, casi prefiero quedarme en casa y ver Cine de Barrio, que con un poco de suerte nos dan una de Ozores.
Porque en otras circunstancias diría que quizás gracias a la película algunas niñas se podrían interesar por el Rock, pero visto el nivel orwellesco de uniformización, estupidez y sobre todo inconsciencia y despreocupación por todo lo que les rodea que están alcanzando la nuevas generaciones, hasta eso lo veo negro.
