A estas alturas supongo que quedará poca gente que no haya escuchado ya el debut de Nicke Andersson con Imperial State Electric. Es para mí uno de los mejores discos de la temporada, a pesar de que las últimas obras de estudio de The Hellacopters no llegaron a engancharme. Quizás sea porque no acababa de encajar que la banda que una vez grabó “Supershitty to the Max” evolucionó hacia sonidos más cristalinos, y ahora que Andersson se ha lanzado en solitario me parezca más aceptable.
En cualquier caso y aunque no represente un giro radical, “Imperial State Electric” se aleja un poco de los últimos Hellacopters, aunque evidentemente estamos hablando de la misma persona y los nexos de unión son inevitables. Y si hubiera que relacionar este disco con alguno de la discografía anterior, sería sin duda alguna con “Grande Rock”, por aquello de la conexión KISS. Según Andersson los cambios y las influencias que puedan reconocerse no son fruto de algo premeditado, sino que fluyeron naturalmente. Por eso, las melodías beatlenianas, los guitarreos más KISS y algunos nuevos registros vocales son más fruto de la casualidad que de un intento por alejarse de su pasado.
Natarulamente, todo esto daría lo mismo si “Imperial State Electric” no fuese un gran álbum. Las citadas influencias que se reconocen en el disco, como Beatles, KISS o incluso Cheap Trick no empañan para nada el gran trabajo compositivo de Andersson, que cuenta con la ayuda de su viejo compinche Dregen en “Throwing Stones”. Porque por encima de todo están las canciones, grandes temas como el inicial “A Holiday from My Vacation”, “Lee Anne”, “Redemption’s Gone”, “Diseased Pieces of My Heart” o mi preferido por encima de todos, el adicitivo “Alive”, tema perfecto para empezar con energía la jornada. Pero esto es solo por citar unos pocos, porque todo el disco raya a gran nivel. Esperemos ahora una gira en toda regla de la banda que les traiga por el mayor número de ciudades de nuestra geografía.