Alice In Chains – Barcelona (Razzmatazz 06-07-10)

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El debate sobre si Alice in Chains deben o no continuar trabajando bajo ese nombre, con un cantante que no sea Layne Staley puede ser eterno, y nada de lo que este humilde “plumilla” vierta en estas líneas va a cambiar la opinión de quienes piensen que tal cosa supone poco menos que un sacrilegio. Pero como en mis textos mando yo (y, por supuesto, mi querido y nunca bien ponderado Director de Contenidos), tengo que decir que es un verdadero privilegio poder tener en activo a una banda como Alice in Chains, en pleno 2010. En unos tiempos donde todo parece regirse por el negocio, los de Seattle son un oasis: cuatro tipos que, simplemente, disfrutan haciendo música, y no quieren dejar de hacer lo que aman, por mucho que les pese a algunos, ático  

Después de dejar sin habla a todo el mundo (detractores incluidos), pariendo esa maravilla de disco que es “Black Gives Way to Blue”, Alice in Chains se han embarcado en una gira mundial que incluye dos fechas por estos lares. Afortunadamente, una de las fechas ha sido en una sala de medio aforo, y con la banda como únicos protagonistas, con lo cual hemos podido disfrutar de un show completo.

Amigos, lo que el que firma estas líneas tuvo la fortuna de vivir el pasado martes fue sublime, y, por momentos, rozó lo místico. Lo que Jerry Cantrell, Sean Kinney, Mike Inez y William Duvall nos brindaron durante casi dos horas no se paga con dinero.

Puntualmente, a las 21:30, y con una entrada bastante buena, aparecieron sobre las tablas, iniciando el show con el tema que abre su soberbio nuevo disco, la atmosférica “All Secrets Known”. Con la gente todavía algo disipada, nos cayeron encima “It Ain’t Like That” y “Again” (única concesión al disco homónimo de 1996). Juro por los Dioses que hacia mucho tiempo que no vivía tal intensidad en un inicio de concierto. El grupo estaba pletórico, con William Duvall asumiendo su papel de frontman sin reparo alguno; Jerry Cantrell demostrando año tras año que es uno de los guitarristas definitivos; Mike Inez disfrutando cada maldito momento que está sobre el escenario; y no hay nada mas estético (como alguien me comentaba) que ver a Sean Kinney tocar la batería. Pero es que lo mejor estaba por llegar. Después de interpretar ese temazo llamado “Check My Brain” (Demonios, hubiera entregado mi alma inmortal por haber compuesto ese estribillo!), la banda encadenó “Them Bones”, “Dam That River” y “Rain When I Die” sin pausa alguna. No hay palabras, amigos. A mi alrededor había gente con los ojos cerrados (yo mismo lo hice durante “Rain When I Die”, un tema que siempre me cala hasta los huesos); no hacía falta ni mirar a los cuatro músicos que poblaban el escenario, las canciones estaban ahí, y era más que suficiente.

La emoción y el nudo en la garganta continuaron cuando la banda interpretó “Your Decision” y “No Excuses”. Es en esos momentos, donde uno se daba cuenta de lo grande que es el nuevo disco de Alice In Chains: dos temas separados en el tiempo por más de 15 años, y que, sin embargo, mantienen exactamente la misma esencia. Las perfectas armonías vocales de Jerry Cantrell y William Duvall, nos colocaron a todos al borde de las lágrimas.  

“We Die Young” volvió a poner a la audiencia patas arriba, continuando con la monumental “Last Of My Kind” (Dioses, menudo riff!) Una inesperada “Rotten Apple” precedió a otros dos nuevos temas: la soberbia “Lesson Learned” y una algo cargante “Acid Bubble”.

Nos acercábamos a la recta final, y, como supondréis, a los momentos más intensos del show. “Down In A Hole”….poco más puedo añadir. Una vez más, las expresiones que veía a mi alrededor lo decían todo: delante nuestro se estaban interpretando algunos de los momentos mas inspirados de la historia de esta enfermedad que todos sufrimos, llamada rock. Una genial “Angry Chair” y la celebérrima “Man In The Box” (sala entera saltando) pusieron punto y final al show “regular”.

Si, amigos, hubo que esperar el ratito de rigor para volver a tener al grupo en escena, agradeciendo el comportamiento entusiasta de la audiencia con un tema que, según ellos mismos confesaron, únicamente tocan en ocasiones especiales, la agónica “Love, Hate, Love”; con un William Duvall que se dejo la piel.  

Y como insuperable colofón a una noche sencillamente memorable, “Would?” prácticamente versión karaoke, y por supuesto, “Rooster”, sin duda mi tema favorito de Alice in Chains. Da igual las veces que la haya escuchado, las veces que haya visto el hipnótico video clip, y por supuesto, da igual que nunca haya estado a menos de 10.000 km.de Vietnam; el relato escrito por Jerry Cantrell acerca de las vivencias de su padre en el tan cruento como inútil conflicto, siempre consigue emocionarme. Una vez más, cerré los ojos, y me sumergí en esa estremecedora melodía, con la que el show llegó a su fin.

Como ya he dicho al principio de este articulo, probablemente nada de lo aquí  expuesto cambie la opinión de quienes no admiten esta encarnación de Alice in Chains. Lo siento de verdad. Se están perdiendo algo muy, muy grande.

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