El próximo día 22 de junio se edita “Deth Red Sabaoth”, y los que ya hemos tenido la suerte de poder disfrutar del álbum podemos decir que por fin Glenn Danzig ha entregado un disco como todos sus fans esperábamos desde hace años. Salvo aquel “Lost Tracks of Danzig” editado en 2007, pocas alegrías nos había proporcionado el de New Jersey en los últimos tiempos. Y la espera comenzaba a hacerse desesperadamente larga y lenta. Algunos incluso habíamos perdido la esperanza de recuperar a un Danzig en buena forma algún día.
Pero este “Deth Red Sabaoth” es la respuesta a todas nuestras plegarias: un disco robusto, oscuro y lleno de riffs pesados donde predominan las canciones en torno a los cuatro minutos de duración y más y que nos recordará sin duda a sus primeras obras, sobre todo a la época “How the Gods Kill” y “IV”. Personalmente lo veo como un cruce de ambos discos, como si de alguna manera fuera el eslabón de la cadena que uniera uno con otro. Incluso la voz de Danzig se acerca a registros casi tan poderosos como los de antaño (es evidente que el pequeño genio musculado ha perdido potencia con el paso de los años, pero eso es algo inevitable para la mayoría de los vocalistas; aún así lo noto mejor que en anteriores entregas -quizás sea amor de fan-). Hay que hacer notar que en la formación actual de Danzig figura nuevamente un Tommy Victor que interpreta los temas con un feeling muy cercano al sonido de John Christ. La producción, a cargo del propio Glenn Danzig, está a la altura de las circunstancias también.
Pero al contrario que algunas bandas de renombre que no citaremos y que en el último par de años han editado álbumes en los que por momentos uno tiene la sensación de copy+paste, Glenn Danzig no ha cometido la tentación de rebuscar entre riffs pretéritos para hacerlos pasar por una vuelta a las raíces. Sí, estamos ante el Danzig de principios-mediados de los 90, pero a nadie le asalta la sensación de autoplagio al recorrer los once temas de los que se compone el disco. Incluso nos sorprende con un tema de aire vaquero como “On a Wicked Night” que además es de lo mejor del disco.
Pero no estamos ante una obra de temas sueltos, sino ante un trabajo muy completo. Se abre el disco con “Hammer of the Gods”, título de reminiscencias zeppelinianas en el que un riff hiperheavy nos avisa sobre lo que se nos viene encima: más de cinco minutos de clásico sonido Danzig, con ciertas similitudes con “Brand New God” y con unos de esos coros caóticos en la más pura tradición Misfits. Suceden a ésta canciones como “The Revengeful”, con su riff machacón y su poderoso estribillo, y “Rebel Spirits”, el tema que quizás más suene a sus últimas obras. “Black Candy” es un medio tiempo marca de la casa, precediendo al citado “On a Wicked Night” que además el primer single. En el ecuador del disco “Deth Red Moon”, uno de mis temas preferidos con su aire melacólico que por alguna razón me recuerda a Type O Negative. “Ju Ju Bone” es de lo más flojo del disco, y “Night Star Hell” es otro medio tiempo oscuro de más de seis minutos en el que quizás se podría haber recortado algo de minutaje previo al cambio de ritmo que marca la recta final de la canción. “Pyre of Souls Incanticle” es una especie de preludio a los más de siete retorcidos minutos de “Pyre of Souls Seasons of Pain”, trayéndonos a la cabeza aquella parte inicial de “How the Gods Kill” (el tema). El disco se cierra dejándonos con ganas de más con “Left Hand Rise Above”, canción con cierto aire Black Sabbath/Heaven & Hell en la que Glenn recuerda especialmente al de las mejores épocas con sus varios registros presentes a lo largo de la canción.
Todavía es pronto para decir si “Deth Red Sabaoth” se convertirá en otro clásico, aunque el comienzo es desde luego prometedor. La pregunta la podréis responder vosotros mismos a partir del día 22 (si no se filtra antes).