Esta semana que agoniza marca también el final de la vida de uno de los grandes del cine fantástico no sólo español, sino también mundial: Jacinto Molina Álvarez, o como muchos más le conocimos, Paul Naschy.
Mientras que la muerte de José Luis López Vázquez hace unas semanas tuvo una gran repercusión en todos los ámbitos, la de Jacinto Molina, si bien recogida por todos los medios, ha sido menos mediática. Esperemos que no se repita la historia que ocurrió con Farrah Fawcett y Michael Jackson, cuando el óbito del segundo eclipsó totalmente al de la primera por proximidad temporal.
En cualquier caso sirva esto también como sincero homenaje a José Luis López Vázquez, aunque por la línea de esta nuestra web y por experiencias vitales propias, es a Paul Naschy a quien quiero dedicar este artículo. La intención no es la de ofrecer la típica visión “wikipédica” de Jacinto Molina; no voy a mentir, no conozco su vida al dedillo, aunque intentaré leerme esa autobiografía cuya existencia, gracias a los artículos periodistícos de la última semana, he descubierto estos días.
No, no quiero ofrecer una serie de datos que estén más cercanos a la erudición que a la admiración de un aficionado. Porque gracias a algunas de sus películas este que escribe se aficionó a la tan maltratada serie B. Tampoco podría, no entiendo de cine; pero sí que entiendo de lo que me gusta y lo que no.
Probablemente los lectores que ronden la treintena recordarán un par de programas televisivos de hará unos tres lustros largos. Me estoy refieriendo a “Noche de Lobos” de una titubeante Antena 3 y a “Alucine”, primeramente emitido los viernes por la noche en La 1, aunque después creo recordar que fue trasladado a La 2 (“la primera” y “la segunda” eran entonces; el cambio estaría motivado, supongo, por la competencia que le supuso a la cadena pública la irrupción de las privadas). De todas maneras mi memoria no es todo lo buena que me gustaría, así que perdonen los lectores las imprecisiones que pueda estar cometiendo. Para un chaval de instituto como yo era entonces, con ciertas inquietudes (contra)culturales y con inclinación manifiesta hacia todo lo que no fuera lo obvio (eso creía entonces, aunque en realidad la juventud no me permitía ver entonces que sólo estaba arañando la superficie del iceberg), ambos programas fueron una referencia ineludible. Gracias a “Noche de Lobos” muchos pudimos descubrir a directores como Sam Raimi por ejemplo, o nos motivó a indagar en otros como el ahora archiconocido Peter Jackson. Pero mientras que “Noche de Lobos” se inclinaba hacia el fantástico norteamericano, “Alucine” al menos en sus comienzos, nos brindó la oportunidad de descubrir pequeñas joyas del B patrio como “La Noche de Walpurgis” (es la que ahora mismo me viene a la memoria, como una vívida imagen de mí mismo delante de un pequeño televisor, casi dormido de sueño pero viendo la película de principio a fin).
Ahí es donde descubrí a Jacinto Molina, aunque por aquel entonces yo me imaginaba que, por su nombre artístico, se trataba en realidad de un actor húngaro o véte tú a saber de qué país de la Europa del Este que había emigrado a España. Años después vi a Jacinto en una entrevista televisiva y descubrí la verdad (entonces no existía internet como lo conocemos ahora, recuerden), y me cayó simpático: era un hombre muchas con cosas que contar, pero además sabía contarlas, y por supuesto no le molestaba que los ignorantes como yo prefiriésemos llamarle Paul Naschy. Además y quizás lo más importante, parecía no conceder ninguna importancia al hecho de ser quien era, como si en este país y en aquella época hubiera sido de lo más normal hacer producciones a lo Hammer Films. Creo sinceramente que nunca será reconocida lo suficientemente su labor por el cine fantástico español, a pesar de que se esté hablando de Goyas onoríficos. En cualquier caso llegará demasiado tarde, como casi siempre.
Adiós, Paul Naschy, desde el pasado 1 de diciembre estamos un poco más huérfanos, aunque siempre nos quedarán tus películas, las mismas que ahora ningún canal televisivo parece querer recuperar en este maldito país.