Empezando por el nombre (¿qué demonios es un Tubelord, un amo del metro?) y el título del disco, parece evidente que estos debutantes británicos no son un combo al uso. Lo confirman los ritmos sincopados, ya desde el primer tema, así como los títulos de psiquiátrico (no necesariamente largos, pero raros a más no poder). La suya es una propuesta curiosa, porque bebe bastante de Pixies y The Anniversary, tal vez un poquito de Latterman, y aunque sea demasiado enrevesada como para poder ser considerada comercial, lo cierto es que su factura técnica es impecable. Como contrapunto al desquiciamiento dominante, los coros aportan un toque positivo, incluso hay una medio balada (que titulan “Vacas al Este, ciudades al Oeste”, toma ya) porque también hay que saber comportarse. Los diez cortes concluyen con violín, y eso que son sólo tres, o sea que posiblemente sean multiinstrumentistas. La respuesta melódica/indie a otros enajenados como Fear Before, de la que mejor conviene tomar nota.