Trent Reznor es el David Bowie del siglo 21: travieso, innovador e inteligente. Al igual que el Duque Blanco, huye del compromiso y pertenece a esta rara especie de artistas que son de culto y a la vez superventas (al menos en EEUU). Además es pionero en el uso de nuevas tecnologías para distribuir su música sin intermediarios, aprovechando al máximo el concepto Web 2.0 para independizarse como artista.
Desde la resurrección de sus Nine Inch Nails en 2005, Reznor se ha convertido en uno de los artistas más prolíficos de nuestros tiempos. Celebró su regreso con el álbum “With Teeth” que alcanzó el número uno en los Billboard americanos, dos años después sacó “Year Zero” y “Year Zero Remixed”, aparte de un DVD en directo “Beside You in Time”.
Una vez liberado de las restricciones creativas impuestas por la multinacional Interscope, a principios del 2008 Trent publicó el disco instrumental “Ghosts” por su cuenta, seguido en mayo por “The Slip”, álbum de libre descarga desde la web de NIN cuya versión física fue el disco más vendido del año pasado en amazon.com.
Como si fuera poco, Reznor no ha parado de actuar en directo. Desde la gira estadounidense por los clubs en 2005 para calentar motores, Trent ha dado muchas vueltas por el globo, siempre acompañado por teloneros de lujo: Saul Williams (Reznor es el productor de su último trabajo en estudio), QOTSA, Bauhaus, Peaches, TV on the Radio, A Place to Bury Strangers, Mew o Deerhunter. Parece ser que le gusta ejercer de padrino para bandas nuevas y viejos héroes suyos.
Sobre todo en EEUU donde NIN gozan de una acogida masiva Trent y sus acompañantes se pueden permitir una producción audiovisual cada vez más extravagante y costosa. La gira “Lights in the Sky” el año pasado fue según el mismísimo Reznor el directo más exigente de su carrera.
Ahora Reznor se ha cansado de tanto viajar, pero no se retira sin gran despedida: “Wave Goodbye” se llama la gira actual que comenzó en mayo en Florida. En la etapa norteamericana NIN compartieron escenario con los resucitados Jane’s Addiction. El cartel lo completó el Street Sweeper Social Club, nuevo proyecto de Tom Morello, guitarra de RATM. En una ocasión Trent Reznor se subió al escenario con ellos para interpretar una tremenda versión de “Kick Out the Jams” de los míticos MC5.
Que Reznor haya aguantado cinco temporadas seguidas en la carretera es admirable. Sus músicos han tirado la toalla mucho antes. De la banda con la que NIN montaron su “comeback” hace ya cuatro años no queda nadie. Tras varios cambios de formación la versión actual del grupo se compone de Ilan Rubin (Lostprophets) en la batería, Justin Meldel-Johnson en el bajo y el veterano Robin Finck (ex Guns’n’Roses y guitarra de NIN desde 1994 hasta 2000). Tras la marcha de Alessandro Cortini el año pasado, el mismo Reznor se encarga de los teclados en algunas canciones, mientras la mayoría de temas queda apoyada por sonidos pregrabados.
La gira europea se inició el 19 de junio dentro del marco del Nova Rock Festival en Austria. Este macroevento acogió aproximadamente cincuenta artistas en tres días. El gran reclamo fueron Metallica, aunque un cartel variado consiguió reunir fans del Rock duro de gustos diversos: Disturbed, Slipknot y Gaslight Anthem para los más jóvenes, Chris Cornell para los hijos del Grunge, Placebo para un público más popero (el trío celebró su primer número uno austriaco el día antes de su actuación) y Faith No More para los revisionistas.
La actuación de Mike Patton y los suyos fue presenciada por Trent Reznor y su pareja Mariqueen Maandig (cantante de West Indian Girl y víctima de abusos verbales por parte de las fans más acérrimas del cantante en los foros de Internet). A esta chica de origen filipino se le atribuye el deseo de Reznor de abandonar los escenarios y dedicarse a proyectos más “hogareños” en un futuro.
Sean cuales sean sus planes, para esta última gira la cabeza pensante de Nine Inch Nails está obsequiando a sus fans con un setlist increíble. Los aficionados más casuales a lo mejor saldrán decepcionados por la omisión de temazos como “Closer”, los seguidores de toda la vida en cambio no podrían estar más contentos. La banda ha ensayado más de cuarenta temas de los cuales cada noche escoge unos veinte, entre ellos rarezas y canciones que sólo se han interpretado en directo en pocas ocasiones (“I Do Not Want This”, “Now I’m Nothing”), versiones (“Metal” de Gary Numan o “I’m Afraid of Americans” de David Bowie) y contribuciones para bandas sonoras (“Burn”).
En el Nova Rock Festival Trent centra la actuación en canciones de “The Fragile” y “Downward Spiral”, comenzando con la siempre potente “Somewhat Damaged”. Ya durante el segundo tema, “Terrible Lie”, destroza la batería y obliga al pobre Ilan Rubin a acabar la canción como puede. De “The Slip” no cae ni un tema, y también se olvida de “With Teeth” y “Year Zero”, sólo rescatando “The Hand That Feeds” y “Survivalism”, respectivamente. En su lugar nos regala bombazos como “The Fragile”, “Heresy” o la casi obligatoria “March of the Pigs”. La ya mencionada versión de “Metal” distrae al público, pero enseguida se recupera el caos con “The Becoming”, tema que permite a Robin Finck demostrar su virtuosidad con la guitarra acústica.
Mientras los NIN de los noventa ganaron fama por la violencia que desprendieron sobre el escenario, el grupo hoy en día deja al público alucinado por lo bien que los músicos dominan sus instrumentos: cada uno de ellos toca al menos tres o cuatro, desde el vibráfono hasta las campanas. Los temas de Reznor son complejos y están llenos de cambios inesperados. Que durante toda la noche no suene ni una nota mal tocada y no haya retrasos en las transiciones entre temas dice mucho de la calidad de los intérpretes.
NIN presentan un set equilibrado que empieza fuerte, afloja ligeramente en la parte media con algunos medios tiempos, para acabar apoteósico con el hattrick de “Hurt”, “The Hand That Feeds” y “Head Like A Hole”. Durante éste último el público sufre un coitus interruptus ya que las fuertes lluvias provocan un cortocircuito en el primer estribillo. Aunque muchos siguen cantando “Bow down before the one you serve” en plan a capella, la banda desaparece sin saludo, y cuando pocos instantes después se recupera la electricidad, Nine Inch Nails ya están de camino al camerino.
Es bien sabido que los imprevistos y los fallos técnicos al líder de la banda le sacan de quicio, y muchas han sido las ocasiones en el pasado en las que la actuación ha sufrido un final inesperado, a veces sin motivo aparente para los espectadores.
En el escenario principal Metallica siguen luchando contra el temporal mientras el recinto se convierte en un enorme charco de barro.
Pocos días después nos encontramos de nuevo con los fundadores del Industrial Rock, esta vez en un ambiente menos tormentoso – la O2 Arena de Praga. Aunque en EEUU, Sudamérica y Australasia Nine Inch Nails ya son capaces de llenar cualquier recinto, en algunas partes de Europa parece que aún les cuesta – prueba de ello es la convocatoria reducida en la República Checa. El polideportivo, ya adaptado para un aforo reducido, al final se llena con aproximadamente 3.000 personas.
Según algunos asistentes, en 2007 NIN dieron un concierto apoteósico en la capital checa, y muchos han regresado ansiosos de comprobar si la banda va a superar esta actuación. Esta noche tras dos horas de concierto no queda duda ninguna que NIN lo han logrado.
Un setlist largo y variado mantiene al público eufórico. En la primera hora caen las mismas canciones que en el Nova Rock, pero allí NIN sólo tuvieron 90 minutos justos para su descarga. En Praga están sobre el escenario durante dos horas regalándonos joyas como “1.000.000” o la instrumental “La Mer”. Presenciamos una de las raras ocasiones en las que la banda toca bis. Y ¡vaya bis! “Echoplex” de “The Slip” en directo gana el 1.000% en intensidad, mientras la versión “Dead Souls” provoca alegría entre los fans que la recuerdan de la BSO de “El Cuervo”. NIN consiguen superar el original de los deificados Joy Division. Siendo nativo de Mercer, Pennsylvania, siempre ha sorprendido este toque europeo en la música de los Clavos, esta elegancia propia de las bandas inglesas que tanto se han puesto de moda últimamente.
El concierto llega a su final con “In This Twilight”, la hermosa balada que cierra el álbum “Year Zero”. Uno tras otro se despiden los músicos hasta que sólo queda Reznor en el escenario, improvisando “Zero Sum” en el piano. Sin duda uno de los momentos más emocionantes de la noche se produce cuando Trent abandona el escenario, porque para muchos será la última vez que lo vean en directo ya que no es por nada que la gira se llama “Wave Goodbye”.
Pero seamos sinceros, desde The Who hasta David Bowie, todo dios ha aplicado el viejo truco de la “última gira” para vender más entradas, sólo para volver a los escenarios pocos años después. Al mismo líder del grupo parece que cada vez le apetece menos la despedida. Hace pocos días anunció una serie de conciertos en pequeños recintos en EEUU. ¿Wave Goodbye? Esperemos que sea más bien un hasta pronto.