Tras ”sólo” tres años y medio de espera llega el quinto trabajo completo de los canadienses Propagandhi. Reconvertidos en cuarteto gracias a la inclusión de David “The Beaver” Guillas a la segunda guitarra, presentan como elemento novedoso algún que otro interludio, así como una apuesta más decidida por el speed metal. Por ejemplo, “Dead Coach’s Corner” empieza como una exhalación y abunda en las confesiones de un fanático del hockey, si bien la tónica del disco la marcan composiciones rápidas sobradas de técnica y el compromiso social al que nos tienen acostumbrad@s. Así, se reafirmanen su particular póker de ases: “a favor del feminismo, respetuosos con los animales, anti-fascistas y aceptamos la homosexualidad”. El título del trabajo, un juego de palabras, hace referencia a una denominada “casta de reparto”, es decir, una población cuyos intereses no hace falta tener en cuenta (véase la portada). Curiosamente, también hay momentos melodramáticos (“Without Love”), un corte como “Incalculable Effects” –ejem, maligno–, y un homenaje a los pioneros Sacrifice (aunque los coros de “The Banger’s Embrace”, el tema en cuestión, más parecen reivindicar el alcohol que otra cosa). Ahora sueltan menos palabrotas, cosa de la que según Fat Mike eran incapaces, y la métrica de Jesus H. Chris, que ya dejó de ser Glen Lambert, es más fluida. Las canciones del bajista Todd the Rod, sólo tres en esta ocasión, por lo general son algo más embarulladas (no olvidemos que estuvo en I Spy), a diferencia del álbum previo, donde su entonación aportaba algo diferente a la propuesta del grupo. Nuevamente hacen hincapié en el veganismo y la liberación animal, pero su militancia izquierdista no les impide recomendar una obra atea del conservador Christopher Hitchens. Un disco como la copa de un pino.
