“Lebensline”, el primer disco editado por los alemanes Akrea, se abre como jugando al despiste: con una intro de piano, algo que nada tiene que ver ni de lejos con lo que vendrá después. Porque la banda practica un Death Metal melódico en la línea de grupos como Amon Amarth, Arch Enemy, In Flames o Dark Tranquility. Aunque por momentos también pueden traernos a la mente a bandas de Trash Metal old school, influencia bastante notable (y que además se agradece) en su sonido, sobre todo en algunos de los solos de guitarra.
Los once temas de “Lebensline”, producidos por el ex Celtic Frost Victor Bullok, están cantados en alemán, lo que le otorga un punto de originalidad a esta jovencísima banda. Así, nos encontramos con la alternancia de poderosos riffs de guitarra que podrían perfectamente haber sido escritos hace veinte años o más junto a pasajes más melódicos, a los que se añade una machacona sección rítmica que acompaña perfectamente a la fuerte sonoridad que el uso del alemán en las letras aporta al conjunto.
No obstante, el disco acaba por hacerse repetitivo, probablemente por el uso que de su garganta hace el vocalista Sebastian Panzer, con un registro entre gutural y el simple grito. Por lo demás, “Lebenslinie” será disfrutado únicamente por los amantes del género.