Y es que es lo que tiene actuar en un lugar así, que se tiene prácticamente el mismo público que en un parque temático familiar. Junto a su inseparable Lenny Kaye, y acompañado también de Jackson Smith, su propio hijo, Patti Smith luchó contra el viento, que sopló incansable durante todo el concierto, y además contra la desidia del público, bastante aletargado durante todo el show. No es de extrañar. Si a la cantidad de curiosos que pasaban por allí le sumamos el tardío horario de comienzo (las 23:00 horas) y el día de la semana (un domingo, cuando mucha gente todavía no ha comenzado su período vacacional y tiene que madrugar al día siguiente), no es de extrañar que la respuesta del respetable fuese bastante fría durante casi toda la noche.
Lo que se veía sobre el escenario tampoco era para tirar cohetes. Patti abusó de un repertorio lánguido en exceso y la banda estuvo muy a medio gas para mi gusto casi todo el concierto. Sin embargo con la recta final la cosa se animó bastante. El numeroso público que todavía quedaba (aunque buena parte del graderío ya se había marchado) coreó y bailó los temas que todos queríamos escuchar: su famosa versión del "Gloria" de Them, "Rock ‘n’ Roll Nigger", "Because the Night"… incluso se atrevieron con su sorprendente rendición del "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana. Patti acaba rompiendo todas las cuerdas de su guitarra y lanza proclamas, agita a la gente, escupe al suelo… es en esos momentos es cuando podemos vislumbrar a la que fuera poetisa del Punk neoyorkino y lo que hace que, finalmente, el concierto haya valido la pena.
Foto: Jesús Ibáñez (Expo Zaragoza 2008)
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