Como comentábamos en una reseña anterior, parece que Trent Reznor ha decidido sustituir unas adicciones por otras. Alguna gente parece más inclinada que otra a engancharse a las cosas, y este parece ser el caso del amigo Reznor. Tras años de abusar de las sustancias tóxicas, ahora que las ha dejado ha decidido volcarse en el trabajo. Así tenemos como resultado la frenética actividad de Nine Inch Nails durante los últimos tres o cuatro años, con giras casi constantes (¡dos visitas a España en menos de dos años!) y dos discos de estudio (tres con el que nos ocupa).
“Ghosts I-IV” no es más que un primer lanzamiento de una serie que promete durar en el tiempo. El proyecto surgió con la idea de conformar un EP de cinco temas, pero ante la magnitud del material grabado durante varios días, al final Reznor optó por editar estas casi dos horas de música repartidas entre treinta y seis temas instrumentales. Según el músico, llevaba años queriendo editar algo así, pero no habría tenido sentido hasta ahora. Así que aquí tenemos los treinta y seis temas que conforman los cuatro primeros volúmenes de “Ghosts”, en los que han participado además de Reznor Alessandro Cortini, Atticus Ross, Alan Moulder, Adrian Belew y Brian Viglione. Y como uno puede esperar de estos casos, los resultados son desiguales. En su afán de componer música desde una perspectiva visual (Reznor dixit), los músicos se han dejado llevar por ambientes que, en ocasiones, resultan bastante plomizos. Porque esperar que un disco instrumental de dos horas de duración, que además parte de una idea bastante experimental y con el bagaje sonoro de los músicos involucrados sea algo entretenido en todo el minutaje, es poco menos que soñar despierto. Aún así hay partes disfrutables, pero las cuatro primeras partes de “Ghosts” son para degustarlas con calma puesto que no son fácilmente digeribles.
Como anécdota comentar que la edición ultradeluxe que se preparaba, limitada a 2500 copias en todo el mundo (y que consta que cuatro vinilos, el cd, un dvd en el nuevo formato blue ray, extenso libreto, etc. todo autogafiado por el propio Trent Reznor) se agotó en treinta y seis horas de la página de reservas de la banda, que quedó colapsada, a pesar de costar la friolera de 300 dólares.
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