¿Otra vez la historia de los Sex Pistols?
Desde la disolución de la banda deben haberse publicado miles de libros del fenómeno, y también tras la obra que nos ocupa. Pero bueno este es el primero que he tenido el gusto de leer, y creo que no debe haber mejor manera de penetrar en la historia de los ingleses.
Siendo un grupo con una vida tan corta y que hasta hace poco no me interesaba especialmente, a mí siempre me había bastado con conocer los hechos básicos: los Sex Pistols eran un grupo de niñatos punks que crearon cierta alarma social , que hicieron música influenciados por la movida de Nueva York, que fueron manejados por un manager de tendencias megalómanas con pinta de estirado y que tenían un bajista majara y autodestructivo que acabó muerto por sobredosis y que se convirtió en la imagen del grupo, representando toda la mugre, autodestrucción y anarquía que se le suponía al conjunto. Es cierto que además tenían un disco buenísimo con portada curiosa que influyó a unas cuantos miles de bandas.
Bueno pues esta edición anglosajona cayó de forma casual en mis manos, y decidí zambullirme en ella para ver lo que da de sí la vida de Rotten. Mi interés por el mito Sex Pistols ha crecido desde entonces, a pesar de que después de su lectura, pocas preguntas quedan por hacer.
Lo primero decir que la implacable verborrea de Johnny Rotten queda bien reflejada en este libro, aunque conociendo cómo se las gasta el personaje, puede sorprender que sólo tenga 380 páginas. Sorprende también que a pesar de las acusaciones de ególatra esta autobiografía no consista únicamente en un monólogo de Johnny Rotten, sino que hay todo un elenco de colaboradores que escribe en él, enriqueciendo el retrato del personaje: Su padre, su madre, sus hermanos, su esposa Nora, sus compañeros de infancia, roadies de la gira americana, colegas como Julien Temple (reconvertido por entonces a la causa de Lydon, a pesar de haber sido proMalcolm mucho tiempo), otros músicos, sus excompañeros de los Pistols… En este sentido es algo caótico: cuando uno piensa que el libro sigue una estructura al uso de autobiografía, cronológicamente, hay partes que recuerdan más a una entrevista coral al estilo de “Por Favor Mátame: La Historia Oral del Punk”. Las desventajas de esta estructura es que se revisitan frecuentemente pasajes de la historia de la banda una y otra vez. Pero claro, bajo distintas ópticas.
He dicho la historia de la banda porque desde el momento en que Lydon se une a los Sex Pistols, el libro se convierte en una biografía del grupo y apenas se habla de su carrera posterior o su vida personal reciente. Johnny Lydon o su editor eran perfectamente conscientes de que ha sido, es y será un Sex Pistols toda su vida. De hecho, todo el relato de su infancia y adolescencia parece que van enfocados a hacernos entender por qué surgió algo como los Sex Pistols, para explicar el germen de su rabia y las ganas de hacer algo para enfrentarse a la Inglaterra de los 70 y su sistema de clases. Un sistema cuya presencia se hace notar desde que va al colegio.
Una vez que en la historia aparece el grupo, parece que la tarea de John Lydon es romper a golpe de reiteración con los más frecuentes mitos relacionados con la banda, a saber:
– Que el movimiento punk anglosajón era simplemente un mimetismo del americano, tanto estética (la historia de Johnny Rotten fabricado como un calco de Richard Hell por la perversa mente de Malcolm McLaren) como musicalmente.
– Que Sid Vicious reflejaba con más autenticidad el “espíritu” punk de la época.
– Que Malcolm McLaren los manejaba a su antojo
– Que los frecuentes escándalos y vetos para tocar eran una cuidada estrategia comercial.
– Que Glen Matlock fue el principal compositor de la banda.
Para Lydon, el personaje de Rotten es sólo un producto de este espíritu inglés de resignación y de la esclavitud de los clichés que en vez de resignarse a él decide enseñarle el culo y arrastrar a otros a hacer lo mismo. No, lo mismo no, porque deja claro que no se trataba de crear un movimiento. Se trataba de despertar a la gente, de empujarles a hacer algo, cualquier cosa antes que ignorar la decadencia a su alrededor.
Sí, Johnny Rotten no es John Lydon. Rotten es considerado por el autor como su alter-ego. Una manifestación visceral y artística de su rabia personal, algo que no acabó ser entendido por la sociedad inglesa, así que su respuesta hacia la aparición de tan grotesco ser fue intentar destruirle, a él y a su banda. Esto no dejan de parecer justificaciones a posteriori de los comportamientos alocados de un adolescente de 19 años con dificultades para encajar. Resulta difícil creer que este chico irlandés criado en Londres tuviese por entonces tan claro quién era, qué hacía, y qué quería conseguir del mundo. En cualquier caso no se trataba de un tipo cualquiera.
Malcolm McLaren, en cambio, aparece retratado como un tipo que realmente no tenía mucha idea de qué estaba haciendo, un mánager incapaz de hacer su trabajo, con gustos musicales grotescos y cuyo único afán era convertir a los Sex Pistols en un producto rompedor (y un estupendo reclamo para forrarse con su tienda de ropa). Algunos de los otros blancos para sus dardos son los colegios públicos ingleses, los pantalones denim, Siouxie and The Banshees, las tachuelas, las crestas, los Clash, la música rock actual, cualquier otra banda aparte de los Sex Pistols (solo salva a los Slints, una de cuyas componentes es hija de su mujer, Nora…).
El que se cubra de forma tan exhaustiva la trayectoria de los Sex Pistols y del propio Rotten en el grupo convierte a este libro en una obra indispensable para conocer a los Sex Pistols y el punk inglés, desde lo más trivial (de dónde viene el pogo, cómo se inició el movimiento estético punk, las conexiones con el reggae…) hasta asuntos más serios (el alcance de la explosión punk en la sociedad inglesa, los juicios con Malcolm, la muerte de Sid Vicious…). El documental “The Filth and The Fury” de Julian Temple parece al lado de este libro un sencillo resumen con imágenes.
Ya que tenemos en nuestro país la edición en castellano de “Por Favor Mátame” resultará interesante hacerse con “No Irish…” para equilibrar la balanza, ahora que debe estar próxima su publicación en castellano por Acuarela Libros.
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