Stalkers: eres mío

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Paul Sheldon era un autor de éxito, escritor de una serie de novelas románticas que se habían convertido en best sellers. Un buen día Paul despierta en una granja perdida de la mano de dios (esto es, en Colorado). Es pleno invierno y no recuerda nada, pero su bienhechora, una antigua enfermera llamada Annie Wilkes, le explica que ha sufrido un accidente automovilístico. Aquejado de grandes dolores y prácticamente inmovilizado, solo la potente droga que le suministra Annie le proporciona algo de paz. Poco a poco la dependencia de Paul hacia los medicamentos se hace más fuerte, hasta que Annie se destapa como una peligrosa psicópata que le obliga mediante verdaderos tormentos a resucitar a su personaje más famoso, Misery Chastain, en una novela que será solo para ella.

 

Esto, muchos ya os habréis dado cuenta, es el argumento de un libro de Stephen King, y parece simplemente eso, una terrorífica historia de ficción. Y sin embargo los stalkers verdaderamente existen, y algunas de sus hazañas tienen poco que envidiar a las historias del chalado de Maine. El término stalker podríamos traducirlo en castellano por algo así como “acosador” o “acechador”. Artistas, músicos, actores y actrices famosos,… nadie escapa a este tipo de zumbados. Hoy hablaremos de algunos casos conocidos.

 

El 8 de diciembre de 1980 Mark David Chapman, de 25 años, descerraja 6 balas a un tal John Lennon en la puertaMark David Chapman de su casa. Quizás no sea el primero, pero sin duda sí que es uno de los más conocidos casos de stalking de famosos. Es un caso extraño además, porque Chapman, que actualmente sigue pudriéndose en presidio y a quien se ha denegado de por vida la libertad condicional, a pesar de ser un gran fan de los jodidos Beatles, decidió cargarse al gafas. Se sabe que pasó varias veces por delante del edificio donde residía Lennon, y que incluso le pidió un autógrafo (existe una fotografía del momento).

 

Por lo visto Mark Chapman siempre estuvo como una maraca. Pasó varias depresiones a lo largo de su juventud e incluso llevó a cabo alguna tentativa de suicidio. A los 23 años fue ingresado en un hospital mental, pero cuando salió es evidente que no estaba todavía recuperado. Holden Cauldfield tiene la culpa. La lectura de “El Guardián entre el Centeno” en 1977 parece ser que le transtornó bastante. Incluso dicen que recreaba pasajes de la obra durante sus visitas a Nueva York. Vamos, como un trekkie o un fan de Star Wars o de El Señor de los Anillos cualquiera. De ahí a escuchar voces en su cabeza no distó demasiado tiempo. La verdad es que hay que estar sonado para que te guste esa turra de libro. Cada vez que pienso en que me lo hicieron leer en el instituto y en los compañeros de clase que tenía… ¡es un milagro que siga vivo!

 

Otra que sufrió el acoso de un perturbado fue la islandesa Björk. El caso también acabó mal, aunque por suerte para los estreñidos fans de la jodida esquimal y por desgracia para mi compañero de página Javi Diesel, el muerto en este caso fue el propio stalker. Se llamaba Ricardo López, y contaba con 21 añitos el angelito, aunque como dicen en los pueblos, el Ricardo Lopeztío estaba de buen año. No sé si habéis visto las imágenes, pero este sí que era un tarado de los que no divierten. Tras ser despedido de su trabajo, al Richal no se le ocurre otra cosa más saludable que encerrarse en su piso y grabarse videos a sí mismo. Lo que haría cualquiera para matar el tiempo, ¿qué no? Estos videos, claro está, iban dirigidos a la cantante cejuda y en los que predicaba su amor(¿?) por ella. Uno de los highlights de las grabaciones, a falta de sexo cerdo con alguna prostituta, es cuando se entera de que la insoportable Björk se había liado con Goldie. Con un negro, vamos. Califica la relación de inaceptable, porque claro, un tío de nombre Ricardo López, probablemente portador de las más puras esencias de la raza aria, no puede comprender que una pura y virginal chica blanca procedente de las nieves perpetuas se acueste con un hombre de color. Aparte de lo delirante que resulta el tema, es aquí cuando las cosas comienzan a ponerse feas de verdad. Ricardo actúa rápidamente y envía un paquete, conteniendo un falso libro que al abrirlo regaría de ácido a la petarda esta. Sin embargo no hubo suerte para Ricardo, porque la policía lo interceptó antes. Llega entonces el momento snuff. Ricardo se rapa la cabeza delante de la cámara y se pinta de rojo. ¿Por qué razón de rojo? Y yo que sé, ¿Por qué estaba sonado tal vez? Bueno, al grano. Es entonces cuando se sienta en una silla, coge su revólver del 38 y dedica su suicidio a Björk. Algunos dirán que con ello acabó su agonía, que ahora que se ha librado de los discos tan artísticos de la ex cantante de Sugar Cubes está mejor. Yo solo sé que se perdió un gran showman para la televisión.

 

Sin embargo no todos los stalkers son tan extremos. Algunos no llegan a esparcir los sesos de nadie, ni siquiera los propios, bien porque son atrapados antes o bien porque a pesar de ser tarados obsesionados son inofensivos.

 

El caso de Robert Dewey Hoskins es uno de estos. A Robert parece que le molestaba el casquivano vestuarioHoskins de Madonna (coincido con él, aunque por otras razones), y tampoco le debía de hacer mucha gracia que fornicara fuera del matrimonio. Vamos, que para Hoskins Madonna era un poco golfa, ya sabéis. Pues ni corto ni perezoso decide poner solución inmediata al asunto, así que en abril de 1995 intenta colarse en la casa de la cantante. Pero esta primera vez fue descubierto y salió por patas. Y sí, habéis leído bien, primera vez, porque hubo más, ¿o acaso creéis que un nimio obstáculo como que la casa estuviera vigilada haría peligrar su misión de traer de vuelta a Madonna al redil de la castidad y la decencia? Al día siguiente lo vuelve a intentar, esta vez con más suerte, llegando incluso a dejar un mensaje extraído de la Biblia en la puerta de la casa: "aquellos que lleven ropa inadecuada deben ser castigados, y los que forniquen fuera del matrimonio, ejecutados". Pero no se detendrá ahí, puesto que conseguirá entrar, encontrándose con la manager de Madonna, a quien amenaza de muerte. Esta consigue llamar a seguridad, y cuando aparece el Kevin Costner de turno le dijo que si Madonna no se casaba con él esa misma tarde le rebanaría el cuello. Vamos, que al final las intenciones no iban a ser tan castas y puras, ¿eh Robert? ¿pero a que acojona? El caso es que logró huir otra vez, pero evidentemente tenía más moral que el Alcoyano y no se dio por vencido. Algún tiempo después volvió a escalar el muro de la casa, pero los empleados de seguridad le descubrieron y recibió un disparo en el abdomen, siendo finalmente detenido. Durante el juicio Hoskins se dedicó a acosar visualmente a la cantante mientras le dedicaba una de sus propias canciones. Espero que no fuera “Like a Virgin”, porque ya sabéis la teoría sobre el tema que explicaba Quentin Tarantino al inicio de “Reservoir Dogs”, y eso no le habría gustado nada al bueno de Rob.

 

Ambrose Kappos en el juicioCuentan que Madonna tuvo pesadillas durante meses. Sheryl Crow sin embargo parece que no lo pasó tan mal. O eso o es que es una buenaza. En el año 2004 un ex marine llamado Ambrose Kappos, comenzó a enviar cartas a la ex corista de Michael Jackson. En ellas le decía que ellos dos eran “gemelos espirituales”. Es la peor táctica de ligoteo que he visto nunca; aún así me la apunto para mí. Pero bueno, que como el tipo no quería dejar nada al azar también se quiso ganar al futuro suegro, así que se plantó en la puerta de su casa y le dijo que necesitaba una cita con su hija. Así, con un par. Lo mejor es cuando dijo que le había guiado hasta allí un pájaro (¿el palomo aka Espíritu Santo?). Literalmente acojonante. No sé si porque el padre estaba un poco reticente a concedérsela o por qué otra razón (ya sabéis, los padres son muy protectores con sus niñas) un tiempo después a Ambrosio no le quedó otra opción que acudir a un concierto de la bella Sheryl y colarse en el backstage. Su aventura acabó allí porque fue detenido. No obstante en el posterior juicio fue declarado inocente. Tal vez porque la cantante testificó que, aunque estaba zumbadete, nunca fue violento. Eso debe de ser amor.David Letterman fumándose un puraco

 

Amor es lo que sentía también Margaret Mary Ray hacia el conocido presentador David Letterman. Hasta ahora todos los casos que hemos relatado se trataba de hombres, pero ella es el ejemplo de que las mujeres también pueden ser stalkers. Es una lastima, porque seguro que ellas son más creativas. Pero volvamos a lo nuestro. En el delirio de Margarita, ella y Letterman estaban enamorados, así que como era su mujer (lo que convertiría a Letterman en bígamo) irrumpió repetidas veces en su casa de Conneticut, jugó en su pista de tenis, e incluso en una ocasión se llevó el Porsche del humorista para darse un rule. Aunque Letterman bromeaba al respecto en su programa, la verdad es que estaba acojonado, porque realmente el asunto duró varios años. Al final Margaret fue internada. Acabó suicidándose en 1998.

 

 

 

 

 

 

 

 

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