¡Arrepentíos pecadores! Porque Elvez, El Rey mexicano del Rock, ha venido a la ciudad para redimir vuestras almas lascivas a base de movimientos de caderas y trajes de lamé dorado. En una hora y media que dura su eucaristía consigue que toda la congregación del lugar alce sus manos coreando sus milagros y jaleando a base de “aleluyas” a la Virgen de Guadalupe, hasta que por fin se escucha “El Vez has left the Church”.
No, no me he vuelto idiota de repente. El show que viene a presentar estos días por España Robert López en su alter ego de El Vez se titula “The Gospel Show”, y como podreis imaginar, en él nos canta (y nos hace cantar) a Dios, a la Virgen de Guadalupe, y ¿por qué no tratándose de Rock? también al mismísimo Diablo.
La banda telonera son The Phantom Four, cuarteto instrumental holandés de surf, pero poco puedo decir de ellos porque solo ví unos 4 temas, entre ellos el que cierra su concierto y titulado, si no entendí mal, “Malagueña”, con aires hispanos.
Después llega el momento de la noche. La banda del impersonator latino de Elvis toma el escenario. Son cuatro músicos vestidos como mormones en misión evangelizadora y una corista, Lisa María, que El Vez nos presenta como su hermana. Con la música ya iniciada salta al escenario El Vez, con un impoluto traje blanco y botines a juego. Solo será el primero de varios atuendos que irá cambiando a lo largo de la noche, al igual que la corista. Y mientras van sonando tronchantes versiones latinizadas de temas de Elvis Presley, pero también de otros artistas, como el “Lust for Life” de Iggy Pop, rebautizado para la ocasión a “Lust for Christ”. Entre canción y canción El Vez sermonea al público en un torpe spanglish sobre temas como el diabólico George Bush, la inmigración mexicana en los Estados Unidos, el Dios Supremo de los aztecas Quetzalcoatl (“el primer Dios de Norteamérica”), los “cabrones conquistadores españoles” o incluso el sexo seguro (¡a esta Iglesia creo que sí me apunto!).
Los momentos hilarantes son continuos, y uno no puede evitar mantener la sonrisa durante todo el concierto, con el consiguiente dolor de mandíbula. Yo de vosotros, si todavía estais a tiempo no me lo perdería.
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