Nazismo y Rock

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¿Existe una relación directa entre nazismo y rock? Yo creo que sí. Más allá de lo obvio, es evidente que, a un nivel estético sobre todo, el nazismo siempre ha estado muy presente en el mundo del rock. De hecho, lo que hoy nos interesa principalmente a la hora de escribir este artículo es esa evidente influencia estética. Y no tenemos que pensar mucho para verla por doquier en el mundillo del rock. Como ejemplo bien claro está el del uso (y abuso) de la cruz de hierro como parafernalia y complemento rockero. ¿De dónde surge todo este interés por esta simbología que es, al menos, digamos que… incómoda? Pues la verdad, no tengo ni idea ni pretendo arrojar luz sobre la cuestión, pero me gustaría dar un pequeño repaso a este interesante tema.

Parece ser que el origen del uso de la cruz de hierro como complemento rockero está con los Hell’s Angels, la banda de moteros que lo introdujo en los años 50, tras volver de la guerra, como un símbolo de caballerosidad entre sus miembros. Qué lejos quedaban todavía los tiempos de Altamont…

The Cult utilizaron la cruz de hierro en el diseño de su album “Sonic Temple”, ese con la pose posturítica de Billy Duffy. Y es que The Cult en ese momento atravesaban su etapa más hard rockera y reproducían todos los ticks que se le suponen a una banda de estas características. Está claro que ellos no fueron los primeros en usarla, pero sin duda cedieron a este cliché la suficiente importancia como para que figurara en el artwork de su disco. Incluso se hizo como merchandising de la banda una cruz de hierro con su nombre en relieve. Muchas otras bandas, como The Hellacopters más recientemente, la han explotado en sus diseños hasta la saciedad. Pero no solo los grupos la han utilizado (y la siguen utilizando, claro); gran parte de la parroquia rockera, del mismo público, la luce orgullosa sobre su pecho. No tenemos más que ir a cualquier festival de rock masivo para comprobarlo, e incluso se puede comprar en los puestos de merchandising. Esto indica dos cosas: una, que verdaderamente forma parte de la estética del rock como movimiento, como una especie de seña de identidad; y la segunda es que, lo queramos admitir o no, el rock no deja de ser otra tendencia de moda más.

Pero volviendo al tema, el nazismo y todo lo relacionado con él ha cautivado el (sano) interés de algunos rockeros. Es sobradamente conocido que Lemmy Kilmister, alma mater de Motörhead y gran aficionado a la Historia, es también un gran coleccionista de parafernalia bélica germana, e incluso dedicó un disco a la I Guerra Mundial, el titulado “1916” (no olvidemos que la cruz de hierro era una condecoración militar ya en la época prusiana).

Mucho tiempo antes de que el Príncipe Harry sembrara la polémica al enfundarse un simple disfraz de oficial nazi hubo otro británico, bastante más loco y divertido que él por cierto, que se dedicaba a pasearse vestido como un auténtico jerifalte nazi. Uno de los mejores baterías de todos los tiempos, el mítico Keith Moon, tenía entre sus poco recomendables aficiones (que también eran muchas) la de pasearse por todas partes disfrazado de Hitler, provocando el rechazo y malestar entre todo aquel que se cruzaba en su camino.

Aficiones parecidas (en cuanto a lo de disfrazarse) tenía Ron Asheton, el mítico guitarrista de The Stooges. Como Lemmy, Asheton siempre ha sido un gran aficionado a la Historia, afición que heredó de su padre, y de donde le viene el gusto por los uniformes (incluso en la actualidad suele lucir una casaca militar durante los conciertos). Pero por lo que siempre será recordado, y que incluso le causó problemas con la Liga Judía norteamericana, fueron unas fotos vestido con uniforme y brazalete nazis en las que aparece pisoteando y maltratando a una Iguana cubierta de sangre.

Pero si hay alguien que llevó al extremo la provocación con este tema, este es sin duda el no menos extremo Sid Vicious. Está claro que Sid nunca será recordado por su pericia con las cuatro cuerdas. Sin embargo hay que reconocerle su estatus de icono, de imagen paradigmática más o menos acertada de una época. Su influencia estética en el mundo del rock y sobre todo del punk es además incontestable. Sid Vicious aportó en buena parte la imagen más reconocible del movimiento y se convirtió en un icono que muchos imitarán en su forma de vestir o en su peinado. Y como parte de esa imagen de Sid, en un esfuerzo por transgredir, por provocar, no era infrecuente verle luciendo orgulloso la mismísima esvástica, un símbolo mágico presente en diferentes culturas repartidas por todo el planeta, pero que desde mediados del siglo pasado va indisolublemente unida al nazismo.

Polémicos fueron y siguen siendo también unos de los padres del Thrash Metal. Slayer fueron acusados de pronazis por “Angel of Death”, el tema que abría su album más celebrado, “Reign in Blood”, y que trataba nada más y nada menos que del tristemente célebre doctor Mengele. Siempre se han defendido de las acusaciones diciendo que el tema pretendía simplemente reflejar el asunto, no ensalzarlo. Y para apoyar esta afirmación añaden el origen chileno de su bajista y cantante, Tom Araya. ¿Tienen Slayer verdaderamente ideología ultraderechista? La verdad es que desde su propio logo las reminiscencias nazis son obvias, entre el merchandising de la banda son habituales los diseños que recuerdan la parafernalia nazi (águilas, cascos…), y su club de fans lleva el vistoso nombre de Slaytanic Wehrmacht (Wehrmacht es el nombre que recibieron las fuerzas armadas alemanas a partir de 1935). Así que ideológicamente puede que no, pero siempre han estado relacionados al menos estéticamente con el nazismo, por lo que su inclusión en este artículo está plenamente justificada.

Y si hablamos de logos no podemos olvidarnos de uno de los más conocidos, el de la banda más caliente del planeta. Vamos, estoy hablando de Kiss, por si alguien todavía no se había percatado. Ace Frehley cuenta que diseñó el logo como una broma, ya que tanto Paul Stanley como Gene Simmons son de origen judío, pero que les hizo creer que los trazos de la doble S final simulaban en realidad 2 rayos, y no lo que verdaderamente parece. Años después, ya fuera de la banda y haciendo gala de su “refinado” humor, el bueno de Ace desveló la verdad. Sin embargo hace unos años Paul Stanley, en una serie de documentales sobre la Historia del Rock and Roll producidos por la BBC (bajo el título de “Dancing in the Street”, altamente recomendables para quien no los haya visto), comentaba que el logo lo diseñó él mismo, e incluso explicaba que lo hizo para el cartel del primer concierto de Kiss sobre la mesa de su salón ayudándose de una regla y un compás, y que por ello una de las S no tiene los trazos simétricos. Sea cuál sea la verdad, lo cierto es que en Alemania los discos de Kiss son editados todavía hoy con un logo ligeramente diferente (en este país es delito exhibir simbología nazi).

Claramente influenciado por Kiss y su sentido del espectáculo (y quizás también del business) estaba un primerizo Marilyn Manson, cuando todavía se encontraba seguro bajo la égida de Trent Reznor. Más que estéticamente, el toque de nazismo aquí lo encontramos en sus montajes. Si en su primer disco todo giraba en torno al terror y la serie B, con la publicación de “Antichrist Superstar” la escenografía parece beber de los fascismos y totalitarismos, con ese púlpito desde el que arengaba o incluso el símbolo del rayo que lo presidía (que sin embargo estaba fusilado de Ziggy Stardust). No era raro tampoco ver a Brian Warner o a su teclista Madonna Wayne Gacy luciendo uniformes al estilo nazi.

Con el siguiente grupo puede que algunos no veais clara la relación, pero si alguien no podía faltar en un artículo así son Dead Kennedys. Estéticamente no se puede decir que reprodujeran ninguno de los clichés rockeros de los que estamos hablando, nada más lejos de la realidad. Sin embargo Jello Biafra se despachó a gusto en un tema con ciertos sectores derechistas del punk, que confundidos con el mensaje de temas como “Kill the Poor” empezaron a acudir a sus conciertos en masa. La canción en cuestión fue “Nazi Punks Fuck Off!”, y el single editado era también visualmente un claro mensaje contra esta ideología, porque incluía un brazalete con una esvástica dentro de una señal de prohibido.

Quizás este repaso no sea todo lo extenso ni exhaustivo que el tema se merece, quizás echeis en falta algunos nombres, pero… hey! Que yo también soy un puto rockero!!! Para hacer eso se necesita una disciplina y una constancia de la que yo carezco!!!

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