En el año 1992 Red Hot Chili Peppers era una de las bandas más importantes dentro de lo que los medios bautizaron como Rock Alternativo. Un año antes habían publicado el que es sin duda su mejor disco, “Blood Sugar Sex Magik”, que les aupó a los primeros puestos de las listas gracias a singles como “Give it Away” o “Under the Bridge”. Por fin la fortuna sonreía a una banda marcada por la mala suerte y que casi desapareció tras la muerte por sobredosis de Hillel Slovak y la deserción de Jack Irons.
Tras recuperarse de este mal trago, Kiedis y Flea fichan a un jovencísimo y talentoso guitarrista fan del grupo. Con él grabarían “Mother’s Milk” primero y el citado “Blood Sugar…” después. Todo parecía funcionar perfectamente, hasta que en medio de una gira en Japón, John Frusciante anuncia a sus compañeros que abandona el barco. ¿Las razones? Su salud mental.
Recordando entrevistas de la época era obvio que Frusciante no parecía estar muy en sus cabales, pero uno no sabía hasta qué punto sus bizarradas y respuestas extravagantes eran simplemente pose, como cuando dijo a una revista heavy que su hobby preferido era follar con mujeres invisibles en el interior de cuevas. Pero para qué vamos a engañarnos, tampoco desentonaba demasiado con sus compañeros de grupo.
Tras la deserción llegan un par de años de desconcierto y de noticias inquietantes y escasas. Los rumores sobre su drogadicción y su lamentable estado físico hacen a los fans temer lo peor. Así que cuando se difunde la noticia de que John casi muere en un incendio provocado por él mismo al quedarse dormido fumando, no pilla a nadie de sorpresa. Si alguien se pregunta por qué razón alguien que acostumbraba a salir prácticamente desnudo al escenario ahora solo usa camisetas de manga larga, ahí tiene la respuesta.
Pues bien, es en este contexto cuando Rick Rubin, animado por Henry Rollins (?), decide publicar una serie de grabaciones de esa época turbia en la vida del guitarrista. “Niandra Lades and Usually Just a T-Shirt” no es un disco al uso. Se trata de demos grabadas por Frusciante con la única ayuda de un 4 pistas. En muchos casos no podemos hablar de canciones. Se trata en su mayor parte de melodías, bocetos sin acabar, ideas que a Frusciante se le cruzaban por la cabeza y que seguramente estaban destinadas a un futuro disco en condiciones.
Con la publicación de este disco, dedicado a Clara, la hija de Flea, encontramos la confirmación de que el caso de Frusciante es el de un genio enfermo. Títulos como “Your Pussy is Glued to a Building on Fire” son cualquier cosa menos hits radiables. Y eso en el mejor de los casos, porque de la pista 13 a la 24 del cd las “canciones” se titulan simplemente con números sucesivos (#1,#2,…).
Y sin embargo a mí el contenido de este disco me parece mágico. Y digo que me parece mágico porque ahí dentro hay algunas de las melodías más bellas y extrañas que jamás he escuchado. Sonidos que revuelven algo en mi interior, me estremecen, me hacen sentir y me emocionan de un modo que no puedo explicar fácilmente con palabras. Incluso el artwork es algo especial.
Musicalmente quizá no sea gran cosa, pero el hecho de que me produzca todas esas sensaciones me hacen preguntarme si realmente no estará Frusciante en contacto con otras dimensiones.
Posteriormente ha editado otros discos en solitario y acabó volviendo a la banda de su vida como todos sabreis, pero preferiría no hablar del triste presente, y sinceramente, el resto de su discografía no me parece digna de un recordatorio en forma de artículo.